Análisis

Las encuestas del 26-J

Habrá que analizar con más profundidad si el estado de opinión influye en las encuestas o es al revés

ÀNGELS PONT

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Estos serán días de reflexión en las casas de encuestas después de un lunes negro en nuestra profesión. Parecía que, solo seis meses después de las últimas elecciones y una vez asentados los partidos nuevos, las encuestas del 26-J no tenían que presentar tantas dificultades como las del 20-D, cuando prácticamente no teníamos referencias previas ni de Podemos ni de Ciudadanos y la volatilidad del voto llegaba a niveles nunca vistos antes. Pero las previsiones han sido menos afortunadas que entonces y las desviaciones se han vuelto a producir en la misma dirección, dando a Unidos Podemos más apoyo del que ha acabado recogiendo, al contrario que en el caso del Partido Popular.

Los datos nos advertían de la sobreestimación de UP, pero no de la remontada del PP. De hecho, en el tracking la intención directa de voto del PP y UP siempre había sido casi idéntica, y la victoria del PP nunca había sido puesta en duda. Los datos que obtuvimos fueron muy estables y la tendencia al alza del PP y a la baja de UP fue muy matizada (de una diferencia de +3,1 a favor del PP en el inicio de campaña a la diferencia de +4,8 del final). Lo que se observó el último día fue un incremento de la indecisión, especialmente entre los votantes del PP. Así, se registraba el grado de fidelidad de los populares más bajo de toda la campaña, pero también el menor grado de trasvase de voto hacia otros partidos. Esto, coincidiendo con una bajada de la fidelidad de voto de C's y un incremento de las transferencias de esta formación hacia el PP. Unos indicadores que posiblemente marcaban el camino de estos cambios, pero en ningún caso su intensidad. La indefinición hasta el último día de algunos electores del PP y, en menor medida, del PSOE explica la mayor parte de las desviaciones, en un entorno de mucha volatilidad de voto y de eventos con un fuerte impacto (grabaciones de Fernández Díazbrexit) que pueden haber interferido en el comportamiento final de algunos electores.

Un reto por delante

En cualquier caso, tenemos un reto importante por delante para averiguar qué ha pasado y cómo podemos evitar que se vuelva a producir, cuáles han sido las causas de las desviaciones y establecer estrategias para intentar mejorar cara al futuro. Habrá que analizar con más profundidad si el estado de opinión influye en las encuestas o las encuestas en el estado de opinión, las diferencias entre las actitudes y los comportamientos, el impacto de los acontecimientos de los últimos días, etcétera. Por este motivo, EL PERIÓDICO y GESOP, como ya es habitual, ponemos a disposición de todos los analistas <strong>los datos del <i>tracking</i></strong> que hemos llevado a cabo durante toda la campaña para contribuir al debate iniciado sobre el papel de las encuestas en general y del 26-J en particular.