CARTA A LOS CANDIDATOS

Votaré con una pinza en la nariz

¿Qué credibilidad pueden tener unos comicios cuyas garantías dependen del mismo ministro iluminado de la guerra sucia?

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. / periodico

MANUEL HUERGA

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Señoras y señores candidatos, una vez más nos convocan a las urnas porque la última vez fueron incapaces de ponerse de acuerdo. Sólo por eso ya deberían haberse retirado por inútiles. La esperanza de que ahora lo hagan mejor es escasa, por no decir nula, ya que si su oferta ha sido la misma de entonces nada hace pensar que la respuesta de los ciudadanos deba ser distinta. Tan solo alguna variable ajena a sus programas electorales (por ejemplo, un presumible aumento de la abstención por hastío y falta de motivación) pueden influir en un resultado distinto con el que eventualmente puedan jugar sus bazas desde posiciones de fuerza diferentes. Pero desde luego no será por méritos propios ni por haber llevado a cabo una campaña mejor o porque haber intentado corregir sus propuestas. Nadie ha cedido ni un palmo y el todos contra todos no hace presagiar otra cosa que más de lo mismo.

Y a pesar de todo votaré, con una pinza en la nariz. Estamos cansados de tanta tomadura de pelo, pero tampoco pienso regalar mi voto a cualquier indeseable, puesto que es la única migaja que nos queda para seguir creyendo que decidimos algo. Como catalán, hemos tenido que aguantar de nuevo vuestros discursos llenos de odio con el único fin de arañar los votos de ciudadanos debidamente desinformados y convertidos en cómplices de vuestro trasnochado españolismo. Somos el espantajo que sacudís cuando no sabéis qué decir porque no tenéis nada que ofrecer ante los verdaderos problemas de este país, de Europa y de la maltrecha aldea global. Resuenan los tópicos de siempre, las falsas promesas, el baile en la ambigüedad jugando a un tacticismo bochornoso y previsible, haciendo teatro barato y ostentando mediocridad intelectual.

Y mientras escribo esto, que ya de por si apesta, estalla un nuevo escándalo, el enésimo, sin que nadie dimita. Me parece repugnante que el partido de este Gobierno en funciones se presente a las elecciones como si nada y, lo que es peor, con posibilidades de ser el más votado. ¿Qué credibilidad pueden tener unos comicios cuyas garantías dependen del mismo ministro iluminado de la guerra sucia? ¿Cómo es posible que en este país la ciudadanía y los demás partidos no nos rebelemos contra semejante desprecio a la democracia y a la inteligencia, desterremos al podrido PP del mapa político exigiendo su ilegalización y llevándolo a juicio? ¿Qué más tiene que pasar?

Por sentido común, por dignidad, por haber estafado ingentes cantidades de dinero a los ciudadanos, por la guerra sucia contra Catalunya y su guerra contra la cultura, la educación y la salud, por su desprecio al medioambiente y, en definitiva, por ser franquistas, este domingo, como siempre, el PP no recibirá mi voto. Pero este no es motivo para que otros partidos crean que son mucho mejores. El PSOE podría apuntarse buena parte de las fechorías citadas, además de la traición a sus principios tanto allí como aquí en Catalunya. Tampoco me creo una palabra de Ciudadanos. Me queda Unidos Podemos, pero su marcha atrás con el referéndum buscando votos unionistas también me decepciona, muy a mi pesar. Así pues, sólo puedo votar partidos que defienden claramente el derecho a decidir y que visto lo visto sólo se defiende desde Catalunya. Triste.