Al contrataque

Una luz sanadora

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Ana Pastor

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Cristina ha hecho el mismo viaje ya demasiadas veces. De casa al hospital y, meses después, si la cosa ha ido bien, del hospital a casa. Conoce cada rincón del recinto y habla de él casi como si tuviera los planos de construcción en su cabeza. Habla de las plantas (1D y 1M) y de la organización como si fuera parte de su trabajo. Pero no es así. La razón es que su hija sufre desde hace ocho años una leucemia. Ahora acaba de ser trasplantada de médula. Y la batalla es doble para la familia. Desde hace meses, se ha empeñado en mejorar la vida de los niños que pasan media vida en el hospital con este tipo de tratamientos contra el cáncer tan duros. Y su queja es muy concreta. En Son Espases, Palma de Mallorca, la planta de infantil apenas tiene luz del sol, según denuncia Cristina. Y eso ocurre especialmente en la sección de oncología infantil.

«Las habitaciones de los niños dan a un patio cerrado, pasamos la mayor parte del tiempo sin algo tan básico como la luz natural del sol y viendo un muro», dice. «Además ellos no pueden salir y moverse por otras zonas al tener las defensas muy bajas». «Sin embargo», cuenta Cristina, «esto no pasa en las habitaciones de adultos del mismo centro hospitalario que, además, es de reciente construcción».

Me cuenta que el pasado octubre planteó todas estas cuestiones a los responsables del hospital y que no le hicieron demasiado caso. «Tenemos que encender todo el día las luces eléctricas y para algunos niños es muy deprimente cuando llevan mucho tiempo aquí», les contó añadiendo que no tenía ninguna queja sobre el trato y la atención que el personal les había dado. La respuesta fue, según leo en las crónicas locales del momento, que el hospital iba a iniciar un plan de humanización de algunas instancias. Pero no pasó de cuatro retoques decorativos.

CAMPAÑA EN LAS REDES

Así que después Cristina decidió acudir al servicio de protección de menores. Y ahora ha iniciado una campaña en la plataforma Change.org para que todos los menores sean trasladados a otro lugar que ella misma ha sugerido. Un lugar donde algunos mayores pasan dos o tres días solamente y donde hay luz directa de la calle. Más de cien mil personas de muchos sitios de España se han sumado ya a la petición de Cristina.

Esa presión ha hecho que esta misma semana haya recibido una llamada de la Consellería de Salut de Baleares para tener una reunión y buscar soluciones al problema. «No estoy pensando solo en ella», dice Cristina sobre su hija de 16 años. «Cuando volvamos al hospital, si tenemos que hacerlo, ella ya estará en la planta de adultos». «Pero los que tenemos o hemos tenido hijos en estas circunstancias sabemos lo duro que es pasar tanto tiempo en un hospital y que les arrebaten algo tan básico como la luz de sol».