Al contrataque

'Marcelín'

Si viniese un extraterrestre y tuviese que explicarle qué es la amistad, le regalaría este libro de Sempé

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MILENA BUSQUETS

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Siempre desconfío de las personas que se declaran grandes amigos: «Otra cosa, no», proclaman muy ufanos, «pero amigo, soy muy buen amigo». Cuando tal vez lo que deberían decir es: soy bastante cabrón (o pesado, o aburrido) pero tengo la inmensa suerte de tener dos o tres amigos que me soportan.

Tampoco tengo demasiada fe en los que afirman ser grandes amantes. «Te voy a hacer cosas que nadie te ha hecho antes», dicen. Y encima, si te echas a reír se enfadan.

Aunque los más peligrosos son los que dicen que son buena gente, de esos se tiene que salir huyendo a toda prisa. Los mojigatos, biempensantes, trepas, traidores y puritanos del mundo que te miran impertérritos a los ojos y te dicen: «Yo, ante todo soy buena persona». Corre.

Una idea de la amistad

La verdad es que no nos corresponde a nosotros atribuirnos ninguna de esas virtudes. Podemos decir: «Soy una cocinera aceptable» o «No bailo mal» o «Se me da bien contar historias o hacer ramos de flores», pero el reconocimiento de nuestros méritos como amigos, amantes o buenas personas solo puede venir del exterior. Nadie (o muy poca gente) reconoce ser mala persona, y sin embargo el mundo está lleno de bellacos.

Cada uno de nosotros va conformando poco a poco, a base de experiencia y de libros, películas y canciones, su idea de lo que es la amistad, el amor y todo lo demás.

Yo, por ejemplo, hasta hace dos sábados pensaba que la mejor definición de la amistad la había dado Marcel Proust en En busca del tiempo perdido. No recuerdo en cuál de los libros hay una escena en la que de repente el protagonista siente frío, está sentado en una larga mesa llena de comensales y en la otra punta está Saint Loup, al que conoce desde hace poco tiempo. Pues bien, en un momento dado Saint Loup se da cuenta de que su amigo tiene frío y, saltando de banqueta en banqueta, llega hasta su lado y le coloca su capa sobre los hombros. Cuando lo leí, de muy joven, pensé: «La amistad es eso: que alguien se dé cuenta de que tienes frío y venga a abrigarte».

Hace dos semanas, en la Feria del Libro de Madrid, descubrí un librito ilustrado maravilloso que también ofrece una definición exacta de lo que es la amistad, y por lo tanto el amor. Se llama Marcelín. Es del genio Sempé y cuenta la historia de dos amigos. El libro tiene todas las virtudes que me gustan (en los libros y en las personas): delicadeza, sutileza, sencillez, belleza, sentido del humor, generosidad, compasión, alegría de vivir, finura. Si viniese un extraterrestre y tuviese que explicarle qué es la amistad, le regalaría este libro. Ya se lo he regalado a todos mis amigos, aunque ellos sí que lo saben.