La rueda

Rajoy, presidente

El debate del lunes aportó la sorpresa de que el líder del PP estuvo a la altura del reto

CARLOS ELORDI

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En medio del marasmo político que no cesa, un par de cosas están despuntando con alguna claridad. Una, que Mariano Rajoy tiene muchas posibilidades de volver a ser presidente del Gobierno. Otra, que Pablo Iglesias va a convertirse en el líder de la oposición. Los demás partidos en liza difícilmente van a poder frenar la dinámica que conduce a ese resultado. A lo sumo podrán conservar sus muebles si encuentran la manera de colocarse lo mejor posible dentro de ese escenario.

El debate del lunes fue un nuevo fracaso, lamentable en algunos momentos, de los intentos de poner al día nuestros modos democráticos. Pero aportó una sorpresa: la de que Rajoy estuvo a la altura del reto. Y, entre otras cosas, eso pone en cuestión las interpretaciones sobre su negativa a participar en el encuentro a cuatro del pasado diciembre. Ahora hay que pensar que el presidente del Gobierno declinó la invitación no por temor a ser devorado por sus rivales, sino simplemente porque creyó que no ir convenía a sus intereses electorales. Fue una forma de despreciar a sus opositores, de decir que él estaba en un nivel superior.

Los sondeos dan por seguro que el PP será el partido más votado el 26-J. Rajoy debe creer que el PSOE -con o sin Pedro Sánchez a su cabeza- y Ciudadanos no tendrán más remedio que avenirse a dejarle seguir en la Moncloa. Los pasos intermedios de ese proceso pueden ser dramáticos en alguno de esos partidos. Pero no se atisba alternativa alguna a un Gobierno del PP en minoría.

Podemos no va a lograr de ninguna de las maneras que el PSOE pacte con ellos. Y menos si le gana en las elecciones. Más allá de difíciles vaticinios sobre la suerte futura del PSOE, Pablo Iglesias está llamado a liderar una oposición de fuste y cuya fuerza puede crecer si la calle le acompaña. La tensión política, y quién sabe si también la inestabilidad, estará por tanto servida.