La rueda

Monumento a la maldad

El polémico símbolo de Tortosa podría dedicarse a quienes sufrieron con resignación el franquismo

JORDI MERCADER

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ninguna batalla debería ser merecedora de un monumento. Tampoco la del Ebro, pero dado que la consulta no vinculante celebrada en Tortosa ha dado por buena la opción de mantener y reinterpretar las dos agujas conmemorativas, habrá que buscarles un sentido. A menos que se impongan las tesis de quienes han considerado la consulta «innecesaria», «un insulto a los valores democráticos» o un «impedimento» a su voluntad de retirarlo. Entre las muchas virtudes de los catalanes, empieza a consolidarse en algunos un vicio muy poco elegante: pretender dar clases de democracia a los demás.

La frivolización del franquismo a la que apelaba Òmnium para argumentar su contrariedad por la consulta tortosina también puede darse si nos empeñamos en valorar los años de Franco como una plaga bíblica de falta de libertades llegada de fuera, sin base social en nuestro país. Catalanes siempre los ha habido de todas clases, incluso franquistas, muy probablemente en proporción similar al resto de España, aunque ahora nos cueste de aceptar. Lo serían por convicción, por conveniencia, los más por resignación o para sobrevivir. Y hubo quien no lo fue nunca y quien luchó hasta la muerte contra la dictadura.

Dado que debemos ser respetuosos con la consulta, el monumento podría dedicarse a la memoria de los catalanes que sufrieron con resignación y dignidad la larga noche del franquismo. Por una vez, huyamos del blanco impoluto de los héroes y el negro tenebroso de los verdugos, resaltemos el valor social del gris, del ciudadano invisible y mayoritario, acordémonos de aquellos que no pudieron claudicar de vivir pese a tener plena conciencia de estar malviviendo. Que el monumento fuera inaugurado por el Caudillo no debería interpretarse como un agravante, más bien como una oportunidad. Seamos prácticos, qué mayor venganza histórica que convertir su obra en un recordatorio de su maldad.