Editoriales

La gestión del caso del enterovirus

Si la respuesta sanitaria de la Generalitat ha sido correcta, la informativa ha adolecido de poca y tardía transparencia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es difícil precisar con exactitud el momento en el que, ante el riesgo cierto de un problema sanitario que puede extenderse entre la población, las autoridades deben dar la voz de alerta. Si se hace en un estadio muy inicial, cuando hay pocos datos para evaluar la gravedad y la posible evolución del foco detectado, se puede generar una alarma innecesaria en la ciudadanía. Pero tampoco se puede aplicar la ley del silencio con el argumento de que la opacidad permite afrontar mejor este tipo de situaciones. En sociedades abiertas, como afortunadamente son la mayor parte de las del mundo de hoy, la política de transparencia ha de imperar siempre, y las restricciones deben ser las mínimas.

El reciente brote de enterovirus con problemas neurológicos detectado en Catalunya, que ha afectado a unos 60 niños, ha permitido comprobar una vez más la dificultad de la Administración -la Generalitat en este caso- para gestionar y modular los mensajes que debe transmitir a la población en situaciones de crisis, lo que de alguna forma ha empañado la respuesta estrictamente sanitaria.

El protocolo interno aplicado por el Departament de Salut en este caso ha sido el adecuado, como defendió ayer en el Parlament el 'conseller' Antoni Comín y como confirman fuentes sanitarias independientes: se primó la información a los hospitales -y no a los centros de asistencia primaria- porque es a ellos a donde se dirigen directamente quienes tienen un niño con los síntomas graves de un enterovirus. Así se hizo el 6 de mayo. Pero varios días después, cuando ya eran muchos los profesionales de la sanidad pública y los ciudadanos que tenían conocimiento del brote, Salut despachó informativamente el asunto con un comunicado de apenas una decena de líneas. Un laconismo que dio pie a especulaciones sobre la gravedad de la situación y que generó en la población una inquietud innecesaria, solo amortiguada cuando, 48 horas después, la ampliación de la información oficial acotó el problema a sus justos parámetros.

Lo más importante de este episodio es que los niños afectados se están recuperando, pero Salut debe aprender de lo sucedido: la información precisa y oportuna nunca está de más, y los medios de comunicación son imprescindibles para que una población adulta tenga datos y elementos de juicio.