La rueda

La aparición de Periscope

Hay que hablar de la necesidad de educar a los jóvenes que son capaces de incurrir en situaciones delictivas con tal de protagonizar un vídeo

CARLES SANS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace muy poco que me enteré de lo que era Periscope. Gracias a Gerard Piqué supe que se trata de una aplicación que permite transmitir en streaming. Así, durante unos días pudimos ver cómo los jugadores del Barça bromeaban con su audiencia después de los partidos.

Ahora el Periscope ha saltado otra vez a los medios por un par de sucesos muy distintos del utilizado por Piqué. El primero fue en Rivas, localidad cercana a Madrid donde fue detenido a principios de semana un joven que se grabó, junto a otros amigos, conduciendo su vehículo a casi 200 kilómetros por hora mientras consumía droga. Como colofón a esa insensatez, la retransmisión acababa, supongo que para mostrar qué ocurre cuando se juntan la testosterona defectuosa y la insustancia gris, dando un golpe de volante y cruzándose en mitad de la carretera. El individuo ya está detenido y ahora, en lugar de mostrarse ante las cámaras, mira por dónde trata de eludirlas bajo la capucha de su sudadera, prenda que abriga y oculta a un montón de delincuentes al subir o bajar de un furgón policial.

El otro Periscope viene de Ohio, donde una mujer de 18 años grabó a un amigo suyo violando a una chica. Fueron detenidos y les pueden caer 40 años de prisión por cargos de violación, secuestro y agresión sexual. ¿En qué estarían pensando estos jóvenes? O mejor, ¿estarían pensando? Decía Nietzsche que detrás de la moral trabajan los instintos. Que para algunos aún son demasiado primarios.

Soy defensor de las nuevas tecnologías, y entre ellas las redes sociales; pero urge que se hable de la necesidad de educar a aquellos jóvenes que, con tal de protagonizar un vídeo, son capaces de cometer unas secuencias delictivas que espero que sigan siendo denunciadas por los propios espectadores, como fue el caso de Madrid.