Tribuna

Hagámoslo bien

FRANCESC HOMS

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Hemos puesto en marcha colectivamente una operación de país como nunca lo habíamos hecho. El 9 de enero comenzó una legislatura diferente a todas las vividas anteriormente y que, en palabras del president Puigdemont, nos debe llevar de la postautonomía a la preindependencia. Muy complicado y muy difícil. Lo sabemos. Pero también sabemos que es necesario y posible. Necesario para garantizar el futuro económico, social, cultural y lingüístico de Catalunya. Posible porque depende de la voluntad de la gente de Catalunya: hemos decidido poner en nuestras manos nuestro futuro colectivo.

En este contexto no deja de sorprenderme la persistencia de algunos a abrir debates para buscar la diferencia cuando resulta más necesaria que nunca la unidad de aquellos que creemos que la independencia es necesaria y posible. A mí me hubiera gustado que en las próximas elecciones generales hubiera habido una lista independentista unitaria. No comparto la tesis de que el plebiscito ya se ha hecho, porque el proceso independentista requiere un plebiscito continuo. Por eso creo que ha sido un error no hacer un Junts pel Sí en Madrid. No me impresionan los argumentos que dicen que lo pedimos desde CDC por miedo a los resultados electorales. Con toda humildad y con toda la modestia, la gente de Convergència no tenemos ningún miedo. Somos gente acostumbrada a que nos entierren antes de morir. Ya ha pasado otras veces. La realidad es que la base social que representa CDC es muy amplia, basta recordar -por ejemplo- que todavía no hace un año, ganamos las elecciones municipales en Catalunya. Tenemos plena confianza en lo que somos y en lo que representamos. Pero la cuestión no es la posición partidista de uno u otros, la cuestión es practicar la unidad y hacer todo lo posible para dar continua y sostenidamente un mensaje: que en estos momentos de nuestra historia colectiva no hay nada más relevante ni más necesario que garantizar el éxito del procés.

IMPUESTOS IMPUGADOS

Ahora sucede que en este camino de la diferenciación nos lleva, también por iniciativa de ERC, a un debate que tiene categoría de autogol. Plantear que hay margen fiscal en la gestión de los insignificantes tramos autonómicos que tiene concedidos la Generalitat por un injusto modelo de financiación, equivale a dar la razón a lo que dicen Ciudadanos, PSC y CSQP. En las diferentes intervenciones en el Parlament de estas formaciones políticas, se le dice al Govern de Puigdemont una y otra vez que sí tiene margen y que aproveche las competencias de que dispone, ignorando así cuál es la realidad. Y esta no es otra que la siguiente: una dependencia total (e incluso humillante) en la gestión de los ingresos de la Generalitat. Seamos serios: ¡no hay margen! ¡Qué más quisiéramos! Todos los impuestos que se han creado últimamente han sido impugnados. Y ya tenemos una de las presiones fiscales más altas. Por cierto, respecto al gasto, estamos igualmente atornillados, ya que las normativas básicas de España nos obligan a atender unos compromisos sobre los que ni siquiera podemos incidir con normativa propia. Nos lo recurren todo.

MODULAR EL FLA

Dar la sensación ahora, por un interés que tiene aires electorales, de que hay margen para hacer las cosas diferentes es sorprendente. Al menos es un contrasentido en el propósito necesario y posible de lograr la independencia. ¿Cómo explicaremos ahora que hace falta tener un estado propio para poder gestionar los recursos de los catalanes, para no tener que sufrir más recortes, para poder disponer de una agencia tributaria más eficaz, etcétera si damos el mensaje que con las herramientas que tenemos podemos modular el FLA o incrementar los recursos? ¿Ahora resulta que sí se puede? Sabiendo que este margen no existe y que estamos exhaustos de buscar mil soluciones que de hecho no lo son, ¿por qué se abre este debate que no traerá ningún beneficio para la ciudadanía?

Existe la posibilidad de hacerlo bien. Es el propósito que tenemos. Y es tan sencillo como no descentrar el objetivo y trabajar con eficacia desde la unidad y el compromiso.