Análisis

El resultado de una larga trayectoria

Barcelona debería tomar nota de su rol como capital ante el mundo del importante clúster agroalimentario catalán

FRANCESC REGUANT

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Alimentaria 2016 es un gran encuentro de la agroalimentación mundial, del cual son anfitriones la ciudad de Barcelona, a través de la Fira, y la agroalimentación catalana como sector impulsor y protagonista destacado. Es uno de los certámenes alimentarios más importantes de Europa. Todo ello no es casual. Alimentaria cumple este año su 40 aniversario. En realidad es la suma virtuosa de un conjunto de vectores entre ellos sin duda el savoir faire de la Fira y la proyección internacional de Barcelona, pero me gustaría destacar el rol y el camino recorrido por el sector agroalimentario en Catalunya, de modo interdependiente con la agroalimentación española.

Catalunya suma todas las dificultades para la producción de alimentos, el 50 % de su territorio tiene el 20 % de pendiente y cuenta con grandes zonas áridas. Ante la dificultad, el sector agrario catalán se conjuró para especializarse donde las dificultades podían soslayarse o reducirse, pero, sobre todo, incorporando valor añadido a través de la transformación industrial. El modelo, como es lógico, no está exento de contradicciones ni de dificultades pero los resultados son destacables. Actualmente este sector es el segundo clúster agroalimentario de Europa, es la primera industria catalana y produce el 24 % de la industria española. Es un sector que ha sabido abrirse al exterior, la tasa de cobertura del comercio agroalimentario ha pasado del 44,6% en 1995 al 94,4 % en el 2015, una tasa cercana al equilibrio comercial.

Pero, además se trata un sector innovador. Las más modernas tecnologías (TIC, biotecnologías, teledetección, robótica, etcétera) están presentes en los procesos productivos y en la I+D del sector. Merece la pena destacar la función del IRTA como reconocido centro de investigación, y tantas empresas que destinan esfuerzos a producir de modo más eficiente, más sostenible, a crear nuevos productos y a acercarse a las demandas más diversificadas.

NUEVOS ESPACIOS DE DEMANDA

Todo ello lo refleja la edición 2016 de Alimentaria. Hemos entrado en el huracán de grandes cambios pero el certamen respira optimismo y habla de futuro, Se ha hablado del TTIP (acuerdo comercial UE-EEUU), que preocupa y a su vez se espera. Se hablará de cambio climático y agroalimentación. Se han abierto nuevos espacios para la alimentación ecológica, pero en general las diversas ofertas expresan de un modo u otro, su orientación hacia una producción más amiga del medio ambiente y más segura. Se ha ampliado el espacio a nuevos productos. Las innovaciones intentan cubrir nuevos segmentos de demanda o mejorar la calidad.

Barcelona debería tomar nota de su rol como capital ante el mundo del importante clúster agroalimentario catalán. No se trata de cultivar tomates en la terraza sino de comprender y apoyar la realidad de la agroalimentación real (no siempre bucólica) Y el sector, ante una coyuntura de grandes cambios, deberá encontrar las vías para el equilibrio entre los distintos operadores de la cadena, donde el agricultor soporta el pilar base y merece, en consecuencia, la máxima valoración.