Pequeño observatorio

El personaje ya solo es persona

Mario Conde fue en su momento recibido por reyes y papas. Ahora lo recibirá un fiscal

Mario Conde se dirige a la Audiencia Nacional, custodiado por la Guardia Civil, ayer.

Mario Conde se dirige a la Audiencia Nacional, custodiado por la Guardia Civil, ayer.

JOSEP MARIA ESPINÀS

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«Lo que está pasando con el señor Mario Condecuesta creer», me ha dicho un amigo. Los periódicos ya no le llamaban «señor», y si siguen diciendo «Conde» es porque los apellidos son los apellidos y se llevan inevitablemente encima para siempre. (Hay algunas excepciones, y conozco una: la de una persona que se llamaba Zapata, y como esto del zapato le parecía poco distinguido, decidió llamarse Zabala).

Es razonable pensar que algún antepasado del personaje que hoy está detenido tenía ese título nobiliario. Un conde es, históricamente, un dignatario o funcionario al servicio de un monarca. Podríamos decir que el hoy detenido no estaba al servicio de nadie, más bien el monarca era él. Un personaje poderoso y como ocurre a menudo con personajes que quieren ser demasiado poderosos acaban siendo víctimas de la ambición.

Un Mario Conde detenido por la Guardia Civil es una noticia sensacional. Ahora se ha hecho público que tenía mucho dinero en Suiza de cuando sacudió Banesto, que evadía muchos millones de euros... sin que se le arrugase nunca el cuello de la camisa.

Que llegara a ser investido honoris causa por la Universidad Complutense es una muestra de la verdad del dicho castellano que sentencia, si no me equivoco: «Poderoso caballero es don dinero».

Sin duda llegó a tener mucho dinero y esto facilita formar parte de consejos de administración y parece inevitable que estos ambiciosos personajes impliquen en su expansiva aventura a los hijos, las hijas y los yernos. Entiendo muy bien que los padres que se enriquecen quieran proteger a la familia y asegurar su futuro, pero otra cosa es ofrecerles el papel de multimillonarios. Estimular a los hijos para que puedan ganarse la vida está muy bien, si se puede. Pero implicarlos en ciertas maniobras económicas me parece feo.

Mario Conde fue recibido por reyes y papas. Ahora lo recibirá un fiscal.