Nuestras niñas

La campaña #BringBackOurGirls llegó tras el secuestro de 300 estudiantes por Boko Haram. Quizá eran nuestras niñas, pero las hemos olvidado dos años después

EMMA RIVEROLA

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«Por favor, hazme una atacante suicida». La CNN recogía esta semana el estremecedor testimonio de una de las niñas de Boko Haram. Niñas que compiten entre ellas para convertirse en bombas humanas. Nadie les ha lavado el cerebro. No quieren inmolarse en nombre de ningún dios. No creen que la violencia sea el camino a ninguna parte. Simplemente, quieren escapar. Huir. Quizá un policía las detenga antes de que detonen los explosivos. Quizá ellas puedan entregarse. Hacer una señal a alguien... Solo buscan una oportunidad para vivir libres de sus captores. O de morir.

Algunas de esas niñas que ahora se ofrecen desesperadamente a la muerte o a la vida fueron hechas cautivas justo hace dos años. El secuestro masivo de 300 estudiantes provocó la campaña #BringBackOurGirls (Devuelvan a nuestras niñas). Hasta Michelle Obama se fotografió con un cartel. Quizá eran nuestras niñas, pero se nos olvidaron. Algunas han muerto. Otras pudieron escapar. Otras más siguen ahí, cautivas, violadas a diario, expulsadas definitivamente de la infancia y, quizá, de la vida. Un infierno que se repite día tras día. El horror cotidiano en el que viven sumergidas millones de personas. El terror de las que ahora se agolpan en nuestras fronteras. Pero hoy nos hemos olvidado del cartelito. Ya no queremos que nos devuelvan a nadie. Hoy, Europa expulsa, gasea y humilla a miles de refugiados. También a 'nuestras niñas'.