Las cifras que deja Rajoy
Tras escudarse en la herencia recibida, Rajoy prepara como legado para su sucesor un déficit desbocado y un recorte de 25.000 millones de euros
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Lo advirtió la Comisión Europea. Y el FMI. Y el Banco de España. Y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. Y la oposición. Y las agencias de calificación. Y el BBVA. Bastaba con cotejar las cuentas de la lechera del Estado con la marcha real de la economía para concluir que, un año más, en el 2015 España iba a sobrepasar el déficit fijado por Bruselas. Así lo ha ratificado el Instituto Nacional de Estadística al elevar el agujero presupuestario al 5,2% del PIB, que con suerte Eurostat no revisará al alza.
Llegó Mariano Rajoy a la Moncloa a lomos de una grave crisis que antes había embestido a José Luis Rodríguez Zapatero y arruinado las arcas públicas. Bajo el pretexto de la herencia recibida, ejecutó políticas económicas opuestas a las prometidas en campaña: subidas de impuestos en lugar de bajadas, recortes sociales en vez del fortalecer del Estado del bienestar y dinero público para sanear la banca a través de un rescate europeo que negó incluso después de haberlo firmado.
Presumía de rigor, pero aplazó los Presupuestos del 2012 para que no dañaran las expectativas electorales del PP en Andalucía. Alardeaba de solvencia, pero incumplió todos sus compromisos con Bruselas. Se vanagloriaba de estar encauzando el desbocado déficit autonómico, pero en realidad minaba el autogobierno centrifugando los ajustes a las comunidades y reservando para la Administración central los alivios financieros que a regañadientes concedía Bruselas.
España no es Grecia, vociferaban los corifeos mientras atizaban a Alexis Tsipras pero, en lo que concierne a la indisciplina presupuestaria y a las marrullerías contables, no ha ido a la zaga de los gobiernos helenos. La guinda fue bajar los impuestos en vísperas electorales, argucia estéril para los intereses del PP pero a la postre letal para los de España.
El verdadero drama
Aun con el dinero y el petróleo a precio de saldo, Rajoy deja como legado a su sucesor en la Moncloa un recorte obligado (e imposible) de 25.000 millones de euros, junto a la amenaza europea de sanciones. Pero ya sabemos que, según el PP, el verdadero drama sería que otros gobernaran en su lugar.
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