El rey del espermatozoide

Ferran Monegal

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Rebotando por dentro de la cadena Cuatro, el reportero Nacho Medina intenta sobrevivir sin perder la vertical. Lo de esta cadena de Mediaset es preocupante, lo vengo diciendo desde hace años. No saben qué hacer con ella. Parece un baúl que van arrastrando y del que salen y entran sin orden ni concierto mil cachivaches. El programa de MedinaSoy noticia, fue estrenado, luego retirado sin explicaciones por la puerta de atrás, y ahora lo han vuelto a resucitar, sin ninguna pompa ni boato, casi sin avisar, y lo han colocado en plena madrugada, a la hora que mi canario flauta se va a la cama. ¡Ah! Conozco a Medina desde hace algunos años, de cuando viajaba por el mundo con Frank de la Jungla y conformaban un duetto fantástico. Mejor dicho, un trío, porque la memoria de Santi Trancho -lamentablemente desaparecido- es imborrable. Ahora Medina va por el mundo con una de aquellas míticas Volkswagen, la bully, y como humilde pescador, tira la red, y encuentra ejemplares raros. Es el caso del holandés Ed Houben. ¡Ah! Es un caso muy notable. Aunque su profesión es guía turístico, es conocido en todo el mundo por la extraordinaria calidad de su semen, y por lo mucho que trabaja, sin ánimo de lucro, por repoblar Europa, continente que, efectivamente, si no hacemos algo se va a quedar como un geriátrico. El caso de Ed Houben se dio a conocer el verano del 2012. EL PERIÓDICO publicó que, por aquel entonces, ya era padre, o engendrador, de 82 hijos. Han pasado cuatro años, y ahora Nacho Medina ha echado nuevas cuentas y resulta que Ed, a día de hoy, ya tiene un total de 108 hijos. Lo más bonito es que los tiene todos controlados, y a sus madres también, señoras que se acercaron a la casa de Ed, en Maastrich, buscando que las fertilizase al método tradicional, «Porque la creación de una vida no se puede reducir a una jeringa de 12 centavos. Engendrar un hijo es un momento muy especial entre dos seres humanos», decía Ed, humanizando sus encuentros con las damas y aborreciendo los fríos y asépticos métodos de inseminación de laboratorio.

Uno de los momentos más entusiásticos de este encuentro fue cuando Medina descubrió una analítica que certifica que Ed posee la colosal cifra de 211 millones de espermatozoides por mililítro, cuando un pollastre normal, por muy potente que sea -pongamos Brad Pitt o Vargas Llosa-, a lo máximo que llegan es a 40 millones.

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