Las tribulaciones de 8TV

ferran Monegal

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Un tsunami -que deseo sea pasajero- envuelve ahora mismo a la cadena 8TV. No me refiero solamente a la liquidación del programa Trencadís, que en efecto nació como un disparate y ha muerto como tal. Tampoco me refiero solo a la desaparición del programa El trident un mes después de haberse estrenado. En las cadenas de televisión es habitual que los nacimientos y las defunciones vayan de la mano. Me refiero a lo que acompaña, además, a estos fallecimientos. En primer lugar, la súbita dimisión del director de 8TV, Òscar Nogueira. Se ha marchado y ha dejado en el aire un suvenir. Ha declarado: «Desde la entrada de Mediaset no me sentía ni cómodo ni me han tenido en cuenta (...) La llegada de cuatro personas de Mediaset a hacer mi trabajo ha sido la gota que ha colmado el vaso". También Alfons Arús, una de las dos únicas estrellas -la otra es Josep Cuní- que están evitando que 8TV se precipite en el encefalograma plano, acaba de dejar un aviso a navegantes. Ha lanzado preguntas en forma de aguijón, dirigidas a Mediaset, la parte copropietaria -al 40%, por ahora- de esta cadena: «¿Por qué Albert Rubio fue relevado de su puesto de director tras conseguir un récord histórico? (..) ¿Por qué su sustituto, Òscar Nogueira, dimite justo ahora? (..) ¿Cuál será la productora que está preparando el sustituto de Trencadís?», añadiendo con espanto: «¡No sea caso que vuelva a ser la misma, La Fábrica de la Tele!». ¡Ah! Hay cacao en 8TV, es innegable.

Aquí lo relevante, y origen y causa de la tribulación, es el diseño de cadena que el nuevo copropietario está impulsando. ¿Pretende Paolo Vasile, gran mariscal de Mediaset, hacer de 8TV una telecinque hablada en catalán? A la vista del pésimo resultado que ha dado Trencadís, no parece un camino acertado. Cabe otra pregunta: el copropietario todavía mayoritario, Javier Godó, ¿confía y apoya este diseño que impulsa el socio minoritario?

La única estrategia para que 8TV sea viable, y tenga sentido, es plantar cara a TV-3. O sea, transformarla en la gran cadena privada catalana, informativamente fiable, ideológicamente plural, y con un estricto sentido de la competencia, que es muy sano. Eso es lo que ha hecho Cuní, con mucho éxito, con su programa. El diseño telecinque es una estrategia rara. Si prospera la via italiana, quizá los que sospechan que existe un pacto político, de no competir nunca con TV-3, habrán acertado.