Pistas sobre la 'nueva' Convergència

La militancia pide primarias y está a favor de recibir financiación privada

Artur Mas en la convención de la JNC

Artur Mas en la convención de la JNC / periodico

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Renovarse de verdad o proseguir el proceso de extinción. Esa es la disyuntiva que, encuestas en mano, Convergència decidió afrontar hace un par de meses. Una vez garantizado el Govern (al alto precio de entregar la cabeza de Artur Mas), la dirección del partido, con el ‘expresident’ al frente, inició un ejercicio casi catártico. A tenor de la participación masiva de la militancia, la actual cúpula y los dirigentes que aspiran a mover los hilos en un futuro pueden empezar a hacerse una idea de lo que piensa y pide su gente.

Por ejemplo, les gusta el nombre de Convergència, pese a que visto desde fuera pueda parecer una marca lastrada por la cara más oscura del pujolismo. A las bases también se les ha preguntado por la corrupción, una sombra más alargada que la del fundador del partido. ¿Y qué responden? Pues a modo de resumen están a favor de que el partido reciba financiación procedente de empresas privadas siempre que las cifras sean el máximo de transparentes. Respecto a los imputados, consideran que pueden mantenerse en el cargo que ocupan hasta que no exista una sentencia firme. Pero a la vez piden que no se les incluya en listas electorales. En esta primera fase han participado unos 10.000 militantes y se ha constatado que en ámbitos sectoriales, por ejemplo, la gestión del agua, no opinan igual en algunas comarcas de Lleida que en el Baix Llobregat. En cambio, existe más consenso sobre el apoyo a la escuela concertada (8 de cada 10 la defienden) o respecto a la legalización de la prostitución (más de un 80% está a favor). Como curiosidad, son mayoría los que se definen como cristianos, pero también se imponen los que creen que la religión no debe influir a la hora de gobernar.

Son pistas de qué es lo que piensa el ‘pinyol’ del electorado de Convergència, tras las sucesivas pérdidas de apoyo en las urnas, y sirve de brújula para aquellos que aspiran a pilotar el nuevo proyecto. El 'exconseller' Germà Gordó hace semanas que se está trabajando el territorio, pero eso no significa que vaya por delante. Carles Campuzano, que siempre ha estado ahí aunque siempre en una discreta segunda fila ya ha enviado señales de que quiere tener más poder en el partido. El llamado sector afín a Josep Rull no renuncia a pugnar por el liderazgo mientras el diputado Jordi Turull, uno de los que cuenta con más posibilidades, ha dejado claro dentro y fuera de Convergència que primero quiere escuchar qué dice la militancia antes de hablar de sillas. Y la militancia, una de las cosas que pide es que haya primarias. Unas primarias, asumen en la dirección, que sean de verdad y no precocinadas previamente.