El debate de las infraestructuras
Rodalies, un problema de gestión
Renfe, Adif, Fomento, Generalitat... Demasiados agentes para conseguir un servicio de calidad
Jordi Julià
Presidente de la Comisión de Urbanismo y Movilidad del Col.legi d'Enginyers de Camins, Canals i Ports de Catalunya.
JORDI JULIÀ SORT
Los problemas que con regularidad se van produciendo desde hace años en la red de Rodalies de Catalunya nos llevan a reflexionar sobre lo que está pasando realmente. En mi opinión, los problemas de fondo son de tres tipos. En primer lugar, la denunciada falta de inversiones. Los planes de cercanías que el Estado, después de años de retrasos y presiones finalmente presentó en el 2008, preveía una inversión de la que solo un pequeño porcentaje se ha materializado. De este tema ya se ha hablado y se seguirá hablando mucho, pero creo que por sí solo no justifica la mayoría de incidentes que estamos sufriendo.
EL IMPACTO DE LAS OBRAS DEL AVE
El segundo problema es la herencia de las obras de la alta velocidad, que fueron planteadas y ejecutadas con muy poca sensibilidad hacia el del servicio de cercanías. Esto se hizo patente de manera dramática en el 2007 en la estación de Sants y en los derrumbes de Bellvitge, debidos a unas obras hechas a toda prisa para cumplir unos plazos impuestos con criterios políticos. Pero no se trata solo de los problemas ocasionados directamente por las obras, sino que los proyectos de la alta velocidad fueron concebidos con poca sensibilidad respecto de cómo quedaría el resto del sistema ferroviario, tanto en fase definitiva como, sobre todo, provisional. Pondremos un par de ejemplos. En los accesos a Sants desde El Prat y L'Hospitalet antes de la alta velocidad había cuatro vías de ancho ibérico que compartían todos los trenes. Con las obras han quedado solo dos para cercanías, mientras que la gran reestructuración de la red de que se tenía que hacer al mismo tiempo en L'Hospitalet ha sido aplazada, con estudios previos o proyectos incompletos y las vías en una situación en algunos lugares provisional. En cuanto a los accesos norte, las obras de la estación de Sagrera, que no olvidemos que debe ser también una gran estación de cercanías, obligaron a desmantelar las vías de estacionamiento de trenes regionales anexas a los anticuados talleres de Sant Andreu, y los trenes tuvieron que ser llevados a la estación de França, que hacía años estaba casi sin servicio por su poca operatividad. Al mismo tiempo, la poca fiabilidad del sistema ocasionada por las obras se intentó paliar cortando la R-2 en tres sublíneas, con una gestión más compleja que reduce la capacidad del túnel de la calle de Aragó. De hecho, a pesar de la existencia de un Pla de Rodalies, faltan muchos de los estudios de detalle y proyectos para su desarrollo, y se toman decisiones sobre la marcha, subordinadas hace unos años a las obras de la alta velocidad o ahora en criterios de uniformización de la red ferroviaria que quizás no son los más adecuados o urgentes.
EL PROBLEMA DE LA GESTIÓN
El tercer problema, que en estos momentos me parece el más grave y que en cierto modo envuelve los anteriores, es el problema de la gestión. La separación de Renfe en dos empresas, Adif para las vías y estaciones y Renfe para los trenes, siguiendo unas directivas de la UE concebidas con el objetivo principal de promover el tráfico de mercancías vía liberalización del servicio, tal vez servirá para este objetivo, pero no es la mejor solución para los servicios de viajeros tipo cercanías o metro. De hecho, en uno de los pocos países que optó decididamente por esta solución, el Reino Unido, le ha costado muchos años y problemas recuperar un funcionamiento razonable de la red. Por otro lado, el traspaso de competencias a la Generalitat se ha demostrado más teórico que real, sin que esta haya sido capaz de ejercer la magra competencia aportando un valor añadido significativo.
RESPONSABILIDAD CONJUNTA
Una gestión eficaz comienza por un esquema claro de responsabilidades, y es evidente que este no es el caso. ¿Quién es el responsable ahora del servicio que recibe el viajero? ¿Renfe o Adif? ¿El Estado o la Generalitat?, ¿O quizás la ATM? ¿Y dentro de Renfe y Adif, donde es el responsable, en Barcelona o Madrid? ¿Y dentro de la ...? El resultado es que después de cada incidencia salen consejeros y ministros echándose las culpas unos a otros, y un directivo de tercer nivel jerárquico de Renfe, que no de Adif, (los de nivel superior están todos en Madrid, y aparecen muy de vez en cuando) dando la cara y pidiendo disculpas. Ni que hubiese mucho más dinero, con esta gestión no se conseguirá nunca un servicio de calidad como el que nos tienen acostumbrados Ferrocarrils de la Generalitat y TMB. Hasta que no haya un equipo técnico potente en Barcelona con responsabilidad conjunta sobre vías, estaciones y trenes, y se le deje trabajar durante unos años bajo una dirección política clara, no empezaremos a tener un servicio de cercanías de calidad. ¡De hecho, ni más ni menos que lo que le pasa a cualquier otro servicio o negocio!
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