Johnny Hallyday, Rock and Roll Actitud

Los conciertos que marcan una vida, tu época dorada, los lugares comunes, los amores pasados y los amigos que siguen a tu lado, conciertos que nunca se olvidan como los apuntados.

Lou Reed con Franco todavía vivo, los Rolling en la Monumental,  Dr Feelgood y Burning en Badalona, Ramones en las fiestas del PSUC, Crazy Cavan en Londres, Jerry Lee en Lyón, Sprigsteen a poco del golpe de Estado, los Clash días antes de mi incorporación al servicio militar, Gabinete Caligary en Rock Ola, Mink de Ville en el 54…

Hasta llegar a una edad indeterminada en la que de vuelta de todo ya no te sorprende nada. Y te dejas de tonterías y envías a la mierda el qué dirán y te plantas en París para ver al ultimo 'rocker' de la vieja escuela. En el Parque de los Príncipes el día de su 60 cumpleaños, un público que abarca cuatro generaciones corea su nombre, porque Johnny es Francia, la nostalgia en su justa medida, adaptación al medio digna de estudio.

Años después  a las afueras de París recuerdo sus palabras «solo quedamos Mick y yo» mientras me clava esos ojos azules que reflejan las vidas vividas con la tranquilidad que da el saberse una leyenda mas allá de su tiempo. Johnny, el ultimo representante de la grandeza musical francesa. 

Con nuestros 16 años, Johnny era el espejo donde mirarnos, ser como Johnny, tener una novia como la suya, vivir peligrosamente y ser tan chulo y pendenciero como él, en una palabra, sentir el poder del rock and roll en toda su expresión. Johnny pisará mañana el escenario del Liceu con un repertorio legendario e inapelable. Para mí, sin embargo, tendrá un componente especial. Grabar con él fue un regalo de los dioses y el concierto de su 60 cumpleaños en el verano de mis 42, un viaje hacia mi madurez. Johnny Hallyday, gracias por existir.