Análisis
Un puzle institucional
Pere Vilanova
Catedrático emérito (UB).
PERE VILANOVA
¿Elecciones en Irán? Curiosa pregunta, pues se suele pensar en una "teocracia islámica", es decir en un régimen confesional basado en una jerarquía vertical del poder y perteneciente a la tipología de regímenes autoritarios, según la terminología convencional. Pero la verdad es que la Ciencia Política tiene alguna dificultad para ubicar al régimen iraní en las clasificaciones más al uso, como Presidencialismo, Parlamentarismo, Semipresidencialismo, etcétera.
Vayamos por partes. Su entramado institucional es de los más complejos del mundo contemporáneo. Por un lado hay elecciones, que son relativamente competitivas, pero solo para elegir al Parlamento, y de hecho este parlamento tiene competencias de tipo consultivo y otras de tipo legislativo, pero sus leyes han de ser aprobadas por el restringido Consejo de Guardianes de la Revolución, de 12 miembros designados, seis nombrados por el Líder Supremo y seis, por el Poder Judicial. Elige a 290 parlamentarios, pero cinco escaños están reservados a minorías con derecho a representación: un armenio, un judío, un caldeo, un asirio y un zoroastriano. Es un tipo de representación no exclusivo de Irán, y se encuentran casos similares en otros parlamentos de Oriente Medio, lo que se considera una herencia de un sistema de representación creado por el Imperio Otomano. Esta vez, además, se elige el mismo día a la Asamblea de Expertos, que se reúne solo dos veces al año, pero su principal atribución es nada menos que elegir al Líder Supremo y, si procede -no ha sucedido nunca hasta hoy— destituirlo si no actúa correctamente.
Pero el sistema de pesos y contrapesos no acaba aquí. Más conocida en Occidente es la competición electoral para elegir al presidente de la República Islámica, actualmente el clérigo Rohani, no tanto porque tenga poderes estrictamente presidencialistas, como por representar claramente el margen de maniobra entre reformistas e inmovilistas dentro de los parámetros del régimen. Rohani es claramente un modernizador, como lo fue en su día Jatami, mientras que Ahmadineyad fue claramente inmovilista y se hundió ante la opinión pública. No es un tema secundario, el actual presidente ha sido crucial para lograr el acuerdo sobre la cuestión nuclear del pasado 16 de enero con el Grupo llamado 5+1 (Rusia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania), pero para conseguirlo tuvo que subir las consultas hasta Ali Jamenei, el Líder Supremo de la Revolución.
Es decir, que estamos ante un régimen político confesional, con unos límites ideológicos y religiosos fuera de los cuales no se puede jugar, pero dentro de los cuales muchos expertos opinan que hay corrientes, enfrentamientos, alianzas, etcétera. Es decir, una versión 'ad hoc' de pesos y contrapesos, con superposición de poderes más que división de poderes, y que tiene ante sí muchos retos El principal actualmente es el reintegro progresivo de Irán al concierto internacional, con envites tan decisivos como su rol en Oriente Medio. Deberíamos conocer mejor la política iraní.
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