Análisis
Simplicidad y justicia
Los gestores de Bankia han vuelto a dar una lección de buen hacer: defensa del accionista y responsabilidad frente a la sociedad
José Antonio Bueno
Consultor
JOSÉ ANTONIO BUENO
Los gestores de Bankia han vuelto a dar otro ejemplo de lo que tiene que ser el norte de todo directivo, defender los derechos de sus accionistas a la vez que ser socialmente responsable. Goirigolzarri, Sevilla y Ortega aceptaron en mayo del 2012 el reto de reflotar una entidad que en aquel momento personalizaba todos los males del sistema financiero español. Era la entidad más grande de las que iban mal, que no eran pocas, y la magnitud de su rescate forzó al Gobierno de España a pedir ayuda a Europa en un momento en el que los mercados no nos prestaban ni un euro. Son tres grandes profesionales con un más que excelente oficio que aceptaron complicarse la vida para devolver a la sociedad parte de lo que habían recibido.
Este concepto de servicio al país, tan claro y extendido en países realmente avanzados como Estados Unidos, es algo tan extraño en el nuestro que solo el paso que dieron ya merece todas las alabanzas.
Pero además del gesto hay que aplaudir sobre todo lo bien que están realizando su trabajo. Realizaron un saneamiento de libro, optando por ponerse rojos una vez en lugar de ciento colorados. En situaciones como la que estaba Bankia nunca sobra la prudencia e inyectar un poco menos de dinero no hubiese ahorrado nada mientras que quedarse corto hubiese abocado al proyecto a su desintegración. Después adelgazaron la entidad y ajustaron unos costes laborales inviables. El resultado es una entidad solvente y rentable que ha cumplido todos los objetivos del plan estratégico fijado para el periodo 2012-15 y tiene en la devolución de las ayudas su gran reto futuro.
Socialmente han salvado mucho empleo al garantizar la viabilidad de la entidad y han hecho frente a la compensación de sus clientes afectados por preferentes. Ahora ofrecen un acuerdo de recompra de acciones a los 200.000 minoritarios que compraron 'bankias' en julio del 2011.
En la Audiencia Nacional se está viendo si hubo fraude o no en la salida a bolsa y si los mecanismos de control funcionaron. Ahí se juegan mucho los anteriores consejeros, gestores, auditores, asesores y hasta los reguladores, pues se juzga una forma de proceder. Es un caso complejo, técnico y largo. Lo que ahora se ha resuelto tiene que ver con personas normales que invirtieron gran parte de sus ahorros en una entidad que en menos de un año se desmoronó.
CORTAR POR LO SANO
Bankia al tener dos sentencias en contra del Tribunal Supremo, es decir al sentarse jurisprudencia, en un nuevo ejercicio de buena gestión, ha decido atajar el problema por lo sano. En lugar de alargar la agonía caso a caso a sabiendas que las posibilidades de triunfo son ya muy escasas ofrecen la devolución del dinero (con intereses). A la entidad le ahorran los costes judiciales y a los accionistas minoritarios tiempo y también dinero, porque tampoco necesitarán asistencia legal.
Los gestores de Bankia han vuelto a dar una lección de buen hacer: defensa del accionista y responsabilidad frente a la sociedad, haciendo banca 2.0, aquella en la que 1+1 son 2, sin decimales.
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