La rueda

«Un crit valent»

Podríamos aprender muchas cosas de Josep Suñol, el presidente del Barça fusilado por los franquistas al inicio de la guerra

FRANCESC ESCRIBANO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Anoche, en el cine Aribau de Barcelona, se presentó 'Suñol, un crit valent'. Se trata de un documental en el que he estado trabajando estos últimos meses y que reconstruye quién era, qué hizo y cómo murió Josep Suñol, una figura destacada de la vida social y política catalana de los años 20 y 30. Su popularidad se explica, entre otras razones, porque fue un empresario de éxito, un periodista innovador, un político comprometido, pero sobre todo porque fue presidente del FC Barcelona. Un presidente mártir si tenemos en cuenta las circunstancias que rodearon su muerte: lo fusilaron al caer en poder del Ejército franquista mientras visitaba a las tropas catalanas que defendían Madrid al inicio de la guerra. Un final épico que debería haber servido para hacer de Suñol un referente indiscutible tanto del catalanismo como del barcelonismo. Pero no, a pesar de todo lo que hizo y de la manera como murió, Suñol ha sido un auténtico desconocido durante más de 60 años. Ha sido prácticamente borrado y ha tenido que ser gracias al Barça -primero a través de la iniciativa de un grupo de socios que hace unos años quisieron recuperar la figura, y ahora con la decisión institucional de hacer el Año Suñol- que se ha empezado a subsanar este olvido injustificable.

Tras zambullirme en la vida y en la obra de Suñol he descubierto un personaje rico y complejo del que podríamos aprender muchas cosas. De entrada, su preocupación, por no decir obsesión, por mejorar el nivel cultural de los ciudadanos del país. Una diferencia significativa con la situación actual o, mejor dicho, con los políticos actuales. La ambición cultural era el motor y la razón de ser de figuras políticas y prohombres como Suñol, una actitud que contrasta, por poner un ejemplo muy actual, con la sorprendente ausencia de la cultura en los debates electorales y en los discursos de los políticos de hoy en día. Quizá por eso, también, va bien recordar a Suñol.