Cronista principal del proceso

XAVIER GINESTA

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El día que Carles Puigdemont es investido presidente de la Generalitat también se ha producido el primer pacto entre PSOE y C's en el Congreso (con el visto bueno del PP), que pone al socialista vasco Patxi López en la presidencia de la cámara baja y, colateralmente, evita que En Comú Podem tenga grupo parlamentario propio: debilitamiento de la voz catalana y defensora del derecho a decidir entre la amalgama de sensibilidades violetas. Carles Puigdemont deberá liderar con astucia un gobierno multicolor, con estilos y personalidades muy diversas, tal como queda reflejado en los grupos parlamentarios de la CUP y JxSí.

Ahora bien, Puigdemont es un personaje que presenta algunas ventajas que, en mi opinión, pueden contribuir a forjar un presidente poco vinculado con el estilo convergente habitual (que todavía genera urticaria a más de uno) y mucho más cercano a los políticos del siglo XXI.

Primero. El que ha sido alcalde de Girona y periodista tribulete en comarcas tiene un perfil netamente independentista, que desde su momento puso al servicio de la JNC por mucho que incluso hubo quien no entendiera porque, en aquel momento, se inclinaba por las juventudes convergentes. De todos modos, siguiendo uno de los lemas de esta agrupación juvenil "fábrica de patriotas" no hay duda de que su formación política ha tenido un recorrido coherente, aunque meteórico en el momento que el país ha necesitado nuevos liderazgos y ha buscado nuevas caras (a nivel municipal y a nivel nacional).

Segundo. Un líder forjado en la política municipal siempre es una garantía de carácter dialogante, pragmático, trabajador y dispuesto a escuchar. Un gobierno en minoría en Girona ha hecho que su ejecutivo se abriera al pacto, más en una ciudad donde la CUP está implantada (tiene cuatro concejales) y tiene ascendencia entre el electorado. Es un político del interior, sin recibir la herencia envenenada de las familias adineradas de la burguesía barcelonesa, hijo de la menestralía de Amer.

Tercero. A pesar de no haber ejercido demasiado tiempo como presidente de la AMI, su ascendencia en el mundo municipal lo hacen conocedor de la realidad diversa del país. Claramente, el autodenominado proceso bebe de múltiples actores, todos ellos diversos y de implantación diferente en el territorio: desde la rauxa que profesan algunas comarcas de interior, al independentismo de bolsillo de la burguesía y ciertos estamentos empresariales. Puigdemont conoce el territorio y puede analizar, críticamente, su relato basado en la diversidad.

Cuarto. Hablando de relato. Puigdemont es periodista, con visión internacionalista. Ahora más que nunca hay que saber explicar al mundo que está pasando. De él nacen iniciativas periodísticas como la ACN o el Catalonia Today, ambas dispuestas a explicar al mundo las particularidades de Catalunya. Haber sido el impulsar de una agencia de noticias, principal estructura de estado mediática para poder explotar la denominada media diplomacy, dice mucho de la figura del Presidente. Las batallas ideológicas por la independencia se ganan en los parlamentos, pero las victorias no son totales si no son acompañadas de un relato verosímil, cohesionador de sensibilidades y promotor de complicidades. En la figura del Presidente debe haber un arquitecto, pero también un cronista implacable de este camino hacia el horizonte nacional de plenitud.