Al contrataque
A la distancia de un brazo
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
SÍLVIA CÓPPULO
Se equivoca la alcaldesa de Colonia (Alemania), Henriette Recker, al acentuar qué deben de hacer las mujeres para evitar que los hombres les roben o las violen. Mantener la distancia de la medida de un brazo con los desconocidos, aconseja a las féminas. Procurar ir por la calle juntas, y no irse con uno o con otro, dejándose llevar por la euforia de la fiesta, añade. Seguro que lo dice con buena intención, pero mal anda ella cuando coloca el foco apuntando a las mujeres. Donde tiene que actuar es sobre los hombres que agreden. Vaya, contra las personas que roban, toquetean y violan. A quien tiene que recomendar, en todo caso, que mantenga la distancia de un brazo es a los hombres que no saben respetar a las mujeres. ¡Demasiado que saben ellas qué es hacerlas responsables de las agresiones que les infligen! Los responsables de agredir son los agresores, no las agredidas. Tal vez la alcaldesa hable desde sus miedos: un hombre la apuñaló en el cuello la vigilia de las elecciones del pasado octubre. Recker finalmente se ha disculpado, pero hoy por hoy, como el resto de autoridades, no sabe cómo afrontar la situación.
Agresiones
¿De qué hablamos? En la noche de fin de año se cometieron más de 100 en agresiones sexuales en Colonia. Posteriormente, 40 más en Hamburgo, y en los últimos días, en Düsseldorf se han denunciado otras 11. ¿Cómo funciona el modus operandi? En lugares muy concurridos, grupos de hombres organizados rodean a las mujeres que quieren atacar. Pendientes de la alerta yihadista, la policía refuerza las medidas de seguridad ante la posibilidad de tiroteos o explosiones, y resulta entonces que no es capaz de reaccionar ante las agresiones machistas. En los primeros momentos, tanto el ministro de interior alemán, Thomas de Maizière, como los propios medios de comunicación, valoraron las agresiones como pecatta minuta, de manera que se obviaron las informaciones que les llegaban acerca de los ataques masivos a mujeres perpetrados en la Nochevieja, definiendo públicamente la velada como de noche tranquila sin incidentes. Ahora, ante la indignación general, unos y otros salen corriendo con mil disculpas por la negligencia con que han actuado. Será bueno que reaccionen. Será bueno que investiguen si los atacantes son de procedencia árabe y refugiados -como señalan algunos- o si, por el contrario, son arios hasta la médula. Y será bueno también que investiguen de verdad acerca de esa nueva tendencia que empieza a expandirse por aquellas latitudes del norte que desde este sur tanto admiramos. Y sobre todo, que empiece a verse con meridiana luz que, en 2016, las mujeres ya no aceptamos que nos indiquen que salgamos juntitas por la calle y mantengamos de los hombres la distancia de un brazo.
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