El olvido de la enseñanza superior

¿Y las universidades, dónde están?

A pesar de su peso económico, social y cultural, el sistema universitario no entra en la agenda política

JORDI MONTAÑA

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Recientemente se ha publicado un estudio encargado por la League of European Research Universities (LERU) sobre la contribución económica de las 21 universidades que forman esta asociación europea. Los datos son elocuentes: en el 2014 las universidades de la LERU generaron un valor añadido bruto de 71.200 millones de euros y 900.065 empleos en Europa. Por cada euro generado directamente por las universidades se origina una contribución de seis euros en la economía europea y por cada puesto de trabajo creado directamente en las universidades se crean seis empleos en la economía europea.

Esta enorme riqueza se produce de diversas maneras: personas empleadas directamente por las universidades, compras efectuadas a múltiples proveedores, inversiones de capital, gasto de los empleados y de los estudiantes en las economías locales, empleo de los estudiantes fuera de las universidades, trabajo social y voluntariado de los estudiantes incluyendo también el turismo generado por las visitas a alumnos y las conferencias científicas de las universidades. Por lo que se refiere a la transferencia de conocimiento, actividad empresarial e innovación derivadas de las universidades de la LERU, pueden cuantificarse diversos aspectos: licencias de tecnología, consultoría, investigación colaborativa, spin-offs y start-ups, parques científicos y centros de investigación y formación continua. En conjunto representa un valor añadido de 21.900 millones de euros y de 298.489 puestos de trabajo en toda Europa. Menos cuantificable, pero no menos importante, es la contribución de las universidades a la creación de conocimiento y desarrollo científico. El estudio citado añade un factor a tener en cuenta distinto de los mencionados: la mejora salarial estimada para los graduados de estas universidades en el 2014. Esta contribución al valor añadido se cifra en 15.400 millones de euros.

VALOR AÑADIDO

Hablamos solo de 21 universidades, pero el estudio concluye extrapolando a todo el conjunto de universidades europeas una estimación de creación de valor añadido de alrededor de 300.000 millones de euros anuales y de 3,8 millones de puestos de trabajo en toda Europa. Esto equivale al 2,2% del valor añadido bruto de toda la economía europea y el 1,8% del total de empleos.

Si nos situamos en España y según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, la actividad económica generada por las universidades españolas representa el 2,3% de la renta y el 2,9% del empleo (datos del 2011). Cabría añadir que el 23,3% del crecimiento español de las dos últimas décadas se debe directa o indirectamente al sistema universitario, como el 28,1% de todo el capital tecnológico.

La universidad en España genera dos terceras partes de la investigación. Tiene un millón y medio de alumnos y alrededor de medio millón de empleados. Se calcula que entre 15 y 20 millones de personas tienen educación terciaria. La universidad ha sido y es el gran ascensor social y ha ayudado como ninguna otra organización al desarrollo de nuestra sociedad. Son bien conocidas las principales misiones de las universidades: la primera es la docencia, la formación a lo largo de la vida, una formación que cada vez más deberá tener visión internacional y de excelencia; la segunda es la investigación, que deberá ser una investigación de frontera y con acuerdos globales, y una tercera misión es la transferencia de conocimiento, que deberá ser colaborativa entre centros e instituciones y empresas. Una cuarta misión a añadir a estas clásicas es el desarrollo económico, cultural y social del territorio.

UNA UNIVERSIDAD QUE NO EXISTE

Pero, a pesar del impacto económico, cultural y social de la universidad, plenamente demostrado y cuantificado, esta no se encuentra en las prioridades de la agenda política ni de los medios de comunicación. Los rectores que redactaron y firmaron en Bolonia la Carta Magna de las Universidades destacaron en el preámbulo, antes de los considerandos y principios fundamentales, que «ante la perspectiva de una colaboración más amplia entre todos los pueblos europeos, los estados han de ser más conscientes que nunca del papel que las universidades están llamadas a jugar en una sociedad que se transforma y se internacionaliza».

En las pasadas elecciones la universidad continuó sin aparecer en la agenda política y no digamos en los debates de los líderes llamados a regir este país. Una de las industrias más 'limpias', de mayor proyección y futuro, competitiva en el entorno europeo, no existe.

Creo que aún nos queda mucho trabajo por hacer. Mucha «catequesis», como decía un rector que fue ministro.

Rector de la UVic-UCC y presidente de la Comisión de Comunicación de la CRUE Universidades Españolas.