Docta reconocida

Mi querida Elisa Mora de Checa ya es una Doctora reconocida por la Universidad de Barcelona. Aparentemente una más entre tantos doctores que consiguen transformar su sueño en realidad gracias a su esfuerzo y tenacidad; pero en realidad no es así, Eli -para los amigos- no es una más… ¡Ni mucho menos!

Para conseguir un Doctorado hacen falta muchas cualidades, así que mientras mi admirada Eli presentaba su tesis sobre las Arañas, mi mente se ha dedicado a repasar algunas de las cualidades que la habían conducido hasta el Aula Magna de la facultad de Biología.

El excelente -y más que probable Cum Laude- de Eli no ha sido casual. El primero de los ingredientes que le han conducido al éxito es el trabajo. Sin trabajo no se consigue nada; es más, el trabajo es el mejor recurso que tienes para acercarte a tus sueños. El trabajo es una virtud extraordinaria a pesar de que ahora mismo parece que si las cosas no son fáciles y rápidas no merece la pena luchar, trabajar o esforzarse por ellas.

Pero con trabajar mucho no basta ya que el trabajo tiene que estar bien hecho y no podremos trabajar bien si no somos capaces de pensar con perspectiva, otro valor relegado al abandono. Pensamos poco y mal y nos agobiamos rápidamente de tanto darle vueltas a las cosas. ¡Ay si pensáramos en línea recta!

El Doctorado de Eli ha sido fruto de su tenacidad, de una especie de perseverancia inteligente que combinada con su extraordinaria resistencia le ha permitido conseguir su objetivo a pesar de las dificultades, de las muchas dificultades. Muchos Doctorandos llegan a ser doctores a pesar de millones de contratiempos soportados -no sin dolor- durante años, no lo olvidemos.

Sin talento no hay excepcionalidad, pero lejos de creer que tan solo hay unas pocas personas agraciadas por el toque de genialidad del talento; lo cierto es que todos tenemos unos talentos que en muchas ocasiones están por descubrir. Eli conectó con sus talentos, con su sensibilidad y la verdad es que haga lo que haga lo hará bien. Acaba de doctorarse en biología y mi consejo, tal cual salió del aula magna, fue que se dedicara a su pasión: La fotografía. Con su talento natural, su capacidad de trabajo y su sensibilidad, nada podrá pararla. Cuando una persona extraordinaria consigue trabajar de su pasión el resultado es absolutamente excepcional.

Por cierto, también podríamos hablar de sus conocimientos adquiridos viajando por todo el mundo gracias a su trabajo y sus ahorros, pero todos sus conocimientos no son ni la mitad de importantes que su increíble capacidad de aprendizaje.

Eli puede trabajar como Doctora en Biología o de lo que quiera ya que de entre todos los valores que reúne, hay dos que la hacen especialmente valiosa para cualquier empresa o cliente: La responsabilidad y el esfuerzo. Eli se esfuerza cada día en ser mejor, en aprender más, en cumplir con sus compromisos, en implicarse en la vida y en la sociedad mucho más allá de sus propias necesidades. Eli conoce el valor de la palabra responsabilidad y actúa de manera responsable y respetuosa con sus compañeros, clientes y superiores.

Pero el perfil de Eli tiene un problema serio: es un perfil peligroso para los mediocres. Todavía más, si es posible, por ser una mujer. Una mujer segura, con criterio, trabajadora y responsable es una amenaza para todas aquellas personas que se limitan a sobrevivir en el trabajo buscando posicionarse para conseguir una promoción a cualquier precio.

Cuando aparece una persona extraordinaria en el mercado laboral suelen ocurrir dos cosas. A veces, las que más, el mismo sistema intenta fagocitarla; ante lo que puede sucumbir o buscar una salida paralela como free lance o autónomo. Pero a veces, otra persona extraordinaria es capaz de reconocerla y de reconocerse a sí mismo de joven y entonces ocurre el milagro: la adopta, mentoriza y tutoriza sin miedo a rodearse de gente igual o más extraordinaria que él.

¿Cuál será el destino de Eli? ¿Y el de todas y cada una de las personas extraordinarias que un día tienen que incorporarse al mercado laboral?