¿En manos de 'los otros'?

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ASTRID BARRIO

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Uno de los rasgos más significativos del sistema político español ha sido la presencia de  partidos de ámbito no estatal, más conocidos como partidos nacionalistas, tanto en la arena estatal como en las comunidades autónomas. Muchos de estos partidos como CiU, el PNV o CC han sido durante largos períodos de tiempo fuerza de gobierno en sus respectivas autonomías y también, a pesar de estar circunscritos únicamente a una parte del territorio, han extendido su influencia al conjunto estatal. En diversas ocasiones ante la inviabilidad de pactos entre los partidos de ámbito estatal han sido ellos los garantes de la gobernabilidad. Este ha sido el caso principalmente de la extinta CiU, del PNV y de los nacionalistas canarios quienes en distintos momentos del tiempo han ayudado a todos partidos estatales, fueran del distinto signo político que fueran. Y en menor medida de los partidos nacionalistas de izquierdas como ERC, CHA y BNG que fueron especialmente relevantes en la primera legislatura de Zapatero. Así desde 1979 ha sido una constante que en ausencia de mayoría absoluta fuesen  los partidos nacionalistas los que permitían el nacimiento y el mantenimiento del gobierno de España.

Sin embargo las buenas expectativas de los nuevos partidos, Ciudadanos Podemos, no sólo y como se ha repetido hasta la saciedad, amenazan la continuidad del bipartidismo,  sino que también amenazan el papel protagonista que han tenido los partidos nacionalistas en el conjunto de la política española. O al menos eso es lo que pensábamos hasta hoy. 

Pero se da la circunstancia de que la última encuesta del GESOP publicada para EL PERIÓDICO (al igual que la de Metroscopia para 'El País') pone de manifiesto que a lo mejor estas elecciones del cambio no lo son tanto. En contra de lo que se venía especulando, según esta encuesta la única mayoría absoluta posible entre partidos estatales sería la fórmula de  gran coalición PP-PSOE, que hasta ahora no ha fructificado y sigue sin parecer viable. Una alianza de centro derecha entre PP y Ciudadanos no suma y tampoco lo hace una alianza de centro-izquierda que incluya a PSOE, Podemos en IU. Y el resto de mayorías aritméticamente posibles entre partidos estatales, a la vista de algunos de los compromisos asumidos durante la campaña resultan ideológicamente inviables. Después de que Pablo Iglesias, cuyo partido no en vano va coaligado con diversos partidos de ámbito no estatal (Barcelona en Comú en Catalunya, Compromís en la Comunidad Valenciana y Anova en Galicia) haya afirmado que su apoyo a la investidura estaría condicionada a la celebración de un referéndum en Catalunya, parece poco posible un acuerdo entre PSOE, Podemos y Ciudadanos.

Ante este panorama, los partidos nacionalistas incluidos en el epígrafe “los otros” en las encuestas,  que parecían ser las víctimas colaterales de los nuevos partidos,  podrían seguir manteniendo su relevancia tradicional en ausencia de mayoría absoluta y seguir condicionando la investidura y las políticas. La diferencia fundamental respecto a anteriores legislaturas es que CiU una de las principales formaciones que acostumbraba ejercer esa función de apoyo ha desaparecido. Por un lado CDC se ha radicalizado de tal modo que  parece poco predispuesta a reeditar su papel tradicional y a colaborar con el ejecutivo central aunque no hay que descartarlo. Y por otro porque UDC aunque sí que está dispuesta a recoger el testigo de la CiU clásica afronta las elecciones con malas perspectivas después de haberse convertido en una fuerza extraparlamentaria en las elecciones catalanas. O se produce un vuelco de última hora y el catalanismo clásico encarnado en Unió mantiene representación o CDC vira el rumbo o el papel moderador y a la vez qbisagra de los nacionalismos periféricos pasará a ser ejercido únicamente por el PNV y CC. Estos partidos ocupan una posición relativamente central en el eje izquierda derecha lo cual explica su capacidad para pactar indistintamente con PP o PSOE. En cambio en el resto de partidos de ámbito no estatal dada su posición más a la izquierda ven limitado su potencial de coalición a los partidos estales que ocupan ese espacio. Pero en cualquier caso “los otros” pueden seguir disponiendo de coalición.

A la espera del veredicto de las urnas, las encuestas de estos últimos días nos dicen que habrá cambio en los apoyos a los partidos pero también nos dicen a lo mejor no hay tanto cambio en las dinámicas si efectivamente “los otros” son los partidos que siguen condicionando la política española.