AIC un acuerdo que supera las reformas laborales del PP y del PSOE

Muchos de los problemas de las reformas laborales y de las propuestas hechas ¿desde arriba¿ es que su efecto real ha sido un completo desastre

Protesta de los empleados de Panrico en marzo pasado.

Protesta de los empleados de Panrico en marzo pasado.

JOSE A. RODRÍGUEZ

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Esta semana pasada patronales sindicatos catalanes firmaron el 'Acord Interprofessional de Catalunya' (AIC). Es el segundo acuerdo de este tipo que se firma en Catalunya.

Muchos de los problemas de las reformas laborales y de las propuestas del mercado laboral hechas “desde arriba” como las realizadas los últimos años que no se han negociado con patronales o sindicatos es que su efecto real ha sido un completo desastre.

Las reformas laborales del PSOE y del PP pretendieron darle flexibilidad a las relaciones laborales para facilitar a las empresas poder sobrevivir a la crisis. Pero su efecto real es que trasladaron una carga de conflictividad a las empresas innecesario y han dejado un mercado laboral tan desregulado que se ha tenido que rescatar a través de los convenios colectivos y de los acuerdos laborales. Hoy más que nunca hay más diferencia entre estar trabajando en una empresa con fuerte presencia sindical o no, aún en el mismo sector.

También las propuestas de Garicano (Ciudadanos) sobre el mercado laboral son de esas que se sostienen muy bien en los papers académicos pero no sobreviven un minuto en la realidad de ningún mercado laboral del mundo, de Podemos cuesta encontrar propuestas laborales que superen el “bonismo” de la izquierda. Por tanto tampoco podemos esperar una gran ayuda por parte de la nueva política. Lamentablemente tenemos que esperar que o bien podamos tener un marco de relaciones laborales catalán nuevo o aspirar a que sean los negociadores del mercado laboral (patronales y sindicatos) quienes solventen el vacío de ideas de los actores políticos.

El trabajo realizado en huelgas, negociación de convenios, en los tribunales laborales ha sido revertir todos los elementos negativos de las reformas laborales. Y se ha logrado en gran parte. Han habido también conflictos en sectores (transporte por carretera, metal, etc..)  donde los empresarios decidían que aplicaban las medidas más duras de la reforma laboral intentando desregular los salarios al final la ganaron los sindicatos.

La AIC intenta superar todos esos problemas y avanzar en aquello que las empresas y trabajadores necesitan. La AIC genera criterios para la gestión más racional de los horarios laborales y del calendario anual de trabajo, la recuperación a través de la negociación de la ultraactividad de los convenios (que ponía caducidad a la regulación salarial), fija mejoras salariales más adaptadas a las necesidades de cada sector profesional, a la evolución de los precios y de la productividad y de la situación real de las propias empresas en lugar de a un único indicador que frena la subida de salarios en sectores donde hay mejoras de productividad o bien impiden a sectores que están pasando dificultades el poder contratar.

Se valora normalmente muy poco el trabajo de los sindicatos que pactan estos acuerdos (basicamente UGT CCOO de Catalunya), que rescatan derechos laborales en los convenios, un trabajo que afecta a la inmensa mayoría de trabajadores y que los medios de comunicación no suelen explicar. En cambio se muestra mucho más un tipo de sindicalismo aparentemente más combativo. Veremos estos días más declaraciones de los sindicatos minoritarios que reaccionan en contra de la AIC que argumentos a favor.

Un sindicato es útil si a medio o largo plazo ayuda a mejorar las condiciones de los trabajadores, si pasado unos meses o unos pocos años de un conflicto su granito de arena se ha notado de forma positiva.

El sindicalismo aparentemente combativo consigue titulares, pero ni un solo avance. Hoy muchos no se acuerdan de los trabajadores en huelga de las subcontratas de Movistar o la radicalización del conflicto en Panrico, pero hoy esos trabajadores en dos casos están peor, precisamente por la estrategia de extremar el conflicto.

En este caso aunque la prensa no de el mismo espacio mediático a acuerdos de este tipo, el efecto real positivo para los trabajadores es infinitamente más positivo que conflictos extremados, radicalizados, mediáticos y que terminan con los propios protagonistas con vidas laborales aniquiladas.