La rueda

Nada es lo que parece

El amago de bandera blanca de Homs deja desconcertados a los líderes políticos estatales

ANTÓN LOSADA

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La política catalana va llegando a este estadio donde a la mayoría ya no le va tan bien el lío y los problemas pueden empezar a recibir algún tipo de tratamiento, incluso alguna solución. Se trata de ese momento donde nada es lo que parece y a la mayoría le conviene dejar de parecer aquello que no es.

Artur Mas y Convergència repiten cada día que lo importante es el procés y no las personas, pero ya no queda casi nadie que ignore que toda su estrategia se diseñó para mantener el liderazgo en el espacio nacionalista y nada hay más importante que salvar al president Mas. La CUP niega siempre que puede su apoyo a la investidura pero también sabe que otro candidato resulta imposible y solo está demorando lo inevitable. Esquerra reprocha a unos y a otros la falta de acuerdo y reniega de un adelanto electoral, cuando nadie desconoce que resultarían los más beneficiados del duelo de gallinas que libran la CUP y los convergentes.

Las fuerzas estatales tampoco son lo que parecen. Todos reclaman sentido común y moderación, especialmente a Convergència, pero se les vio desconcertados a poco de que Francesc Homs amagó con enseñar la bandera blanca. A un mes de las elecciones generales, a Mariano Rajoy y Rivera nada les vendría peor que un escenario catalán donde la confrontación fuera camino del pasado. Ambos viven mejor contra el independentismo. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tampoco brindarían con cava. A ninguno de los cuatro le interesa ahora meterse a precisar ni términos ni objetivos de una hipotética negociación con el Govern.

El pueblo catalán parece el único fiel a sí mismo y que jamás ha dejado de manifestar claramente qué quiere: un president y un Govern más preocupados por satisfacer su demanda de reconocimiento nacional y gobernar que por sobrevivir.