La vida en diamantes de la familia Pujol

9.50 horas. El 'expresident' Jordi Pujol sale de su domicilio en la ronda General Mitre de Barcelona.

9.50 horas. El 'expresident' Jordi Pujol sale de su domicilio en la ronda General Mitre de Barcelona.

ADRIÀ GALLARDO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en Catalunya, un gobierno que no se sabe de quién va a ser y una propuesta de resolución del Parlament que consigue que Iglesias y Rajoy se reúnan, nos despertamos un día con toda la familia de un expresident imputada e investigada como banda organizada, y con un registro en el domicilio de quien dirigió la Generalitat durante más de 20 años.

En esos registros la policía se incautó de diversos documentos donde los agentes pudieron comprobar que el expresidente se gastó más de medio millón de euros en la compra de joyas en una de las firmas más prestigiosas de Nueva York y que esta compra no fue más que para despistar a las autoridades fiscales y seguir blanqueando todo el dinero que quizá ha podido ganar de forma inadmisible.

Medio millón de euros en joyas que demuestran mucho judicialmente pero también éticamente, valiosas piezas de oro que corroboran cómo ha vivido la familia que prodigaba la austeridad por encima de todo y todos mientras que muchos catalanes de nacimiento o adopción, sufrían dificultades, huían de sus tierras por no creer en un porvenir, huían con miedo por si algo en su huida a Cataluña fallaba. Mientras todo esto ocurría entre las calles de Cataluña, una familia entera que se hacía ver como ejemplar, blanqueaba dinero, defraudaba a la Hacienda española y se hacía de oro aprovechándose de los catalanes ingresando millones de euros en la banca andorrana.

Una familia que actuaba como un clan, a la que la avaricia corrompió hasta tal punto, que hicieron del patriarca una figura mítica, una figura llena de ética y moral que iba aleccionando a diestro y siniestro, que unos defendían cuando votaba a favor de Aznar y que hoy en día siguen defendiendo. Y lo importante de todo esto consiste en dejar claro que los catalanes no somos como Jordi Pujol, que los catalanes no manchamos la historia de nuestro país a cambio de un poder adquisitivo que no nos llenará ni la cuarta parte que defender y honrar Cataluña con total pureza, amando siempre la tierra que nos ha visto nacer.

Porque mientras una familia vivía en diamantes, con un patrimonio fraudulento y oculto había catalanes que sufrían dificultades y que a la vez se partían la cara por defender al que creían su presidente, pero la política catalana siempre se ha caracterizado por el egoísmo y la despreocupación por su sociedad, salvo cuando los reclamos benefician a unos pocos que se pueden aprovechar, la burguesía catalana sigue más en pie que nunca, y es con sus excesos con la sociedad con lo que hemos de acabar.

Muchos ya no creemos en diamantes ni en banderas, porque en lo que creemos es en personas que verdaderamente levantan y honran este país cada día y en su bienestar, en los derechos de todos y en que todos cumplamos nuestros deberes. Porque mientras una familia se ha ido enriqueciendo a costa de todos a muchos que creíamos en la política nos hacían pensar que era de veras que se sacrificaban mucho por Cataluña. Y posiblemente lo hayan hecho, pero se han tomado por su mano una recompensa inadmisible que ahora ha hecho que todo caiga por los suelos.

El poder corrompe y la impunidad que algunos creen que tiene la política acaba saliendo muy cara. Muchos aún creemos que la mejor patria, la mejor bandera y el mejor diamante son las personas y trabajar honestamente para el buen porvenir de ellas.