El debate de los alojamientos en Barcelona

La canción cansina del miedo

Algunos grandes hoteleros exhiben una gran impotencia para adaptarse a los nuevos tiempos

LLUÍS TORRENT

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Últimamente, el lector habrá notado una crispación, que va en aumento, en el sector hotelero de la ciudad de Barcelona y quizá más de uno no entienda las causas de esta crispación. Hace poco, en este mismo periódico, se publicó una entrevista con el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Joan Molas, que ratifica con sus respuestas el fenómeno. Les aseguro que son puro teatro, la canción del miedo. Intentaré aclararle al lector alguna de las dudas que seguramente tiene.

Durante un largo periodo las camas visibles del alojamiento en la ciudad de Barcelona eran las de los hoteles. No era igual en los destinos turísticos habituales, es decir, en la costa y en la montaña donde siempre, desde el inicio del fenómeno turístico, ha habido otro tipo de alojamientos. Pero un buen día, a las ciudades -y Barcelona no podía ser menos- llega el gran turismo y a partir de entonces los pisos turísticos, habituales en otras zonas de ocio, se empiezan a instalar en la capital.

En su momento, la dirección del gremio hotelero no le da la más mínima importancia, pero poco a poco se alzan sus voces críticas asegurando que los pisos turísticos no son legales. Coincide en este momento que la Generalitat, conjuntamente con el sector, elabora los decretos de alojamiento pertinentes y, de momento, se calman las aguas; incluso el gremio presumía de su intervención en la redacción de los mismos. Cabe notar que Catalunya es pionera en legislar este sector y es el modelo a seguir no solamente en el resto de España sino en otros lugares de Europa, recibiendo felicitaciones de todos lados.

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Coincide también en el tiempo el desarrollo de las nuevas tecnologías, con las cuales se puede conocer rápidamente toda la oferta de alojamientos y se puede efectuar fácilmente la reserva. El coste del alojamiento resulta mucho más económico y si le sumamos la crisis que afecta a destinos concretos, como es el caso de Madrid capital, que sufre un bajón importante de ocupación y donde, casualmente, estos dirigentes del sector hotelero también tienen sus negocios, pues entonces ya la tenemos armada.

A partir de aquí empieza la canción, -ahora ya cansina- de que esta competencia de los pisos turísticos se debe erradicar. Son su competencia y no pueden permitirla olvidando que además en la oferta del alojamiento existen albergues, pensiones, hostales y otras variantes, todos los cuales se incrementan de forma desproporcionada, pero estos son de su sector y ellos mismos o sus hijos, los explotan también y por eso ni los mencionan. Pero mueven todos sus hilos, presionando a derecha e izquierda y logran en un primer momento que la ciudad de Barcelona tenga una moratoria para dar licencias, solo, a los pisos turísticos, inventándose cualquier argumento que se les ocurre. Más adelante llega la fobia del turismo en la ciudad, con la mecha de la Barceloneta claramente manipulada y, con la presión, se llega a la moratoria turística total en la ciudad.

Ahora se quejan de la oferta de los pisos turísticos no legalizada, y que no pagan sus impuestos, mezclando la economía colaborativa con este tema. Es la perversión llevada a extremos de perfección, presionando hasta el límite para que no se den licencias y ahora se quejan de que son ilegales.

¿A QUIÉN BENEFICIA?

Y la pregunta es: ¿a quién beneficia? Reflexionen: ¿Quién tiene el mayor número de hoteles en propiedad en la ciudad? ¿Quién tiene más de 200 apartamentos turísticos (estos sí legalizados antes del establecimiento de la moratoria)? ¿Quién tiene problemas y tiene en venta sus hoteles?... No olviden que, al capar el crecimiento de licencias, todos los que están ya en el mercado, casualmente suben de precio.

Me parece vergonzosa esta actitud de la canción del miedo que, además, esconde la impotencia de algunos para adaptarse a los nuevos modelos de vida, de ocio y de sistemas tecnológicos. Están anclados en el pasado, y el pasado inamovible para ellos y con métodos de otro siglo, les pasará por encima, mientras entonan esa canción del miedo.

Quiero aclarar en este punto que no me estoy refiriendo a todo el sector hotelero, ni mucho menos. Hay muchísimos, grandes, medianos y pequeños hoteles, que han conseguido una adaptación fantástica a la nueva situación. Me estoy refiriendo a unos dirigentes, que, acostumbrados como están a que este fuera un sector de ricos, todavía siguen durmiendo en sus laureles y no se dan cuenta de que el mundo ha cambiado, y cambiará mucho más, y que no saben que no se pueden poner puertas al campo y que la época feudal ya pasó hace mucho tiempo.

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