Tribuna

'Freedom for Barcelona'

JAUME COLLBONI

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De inaudita, grave e irresponsable cabe calificar la actitud del presidente y el portavoz de ERC al colgar una estelada del balcón del ayuntamiento en plena celebración de la Festa de la Mercè.  Inaudita por no gozar de precente en la historia institucional de la ciudad en democracia. Grave por la usurpación de parte de una institución que es de todos. E irresponsable por convertir una fiesta  de toda la ciudad  en un acto electoral.

De poco meditada, aún con el atenuante de actuar reactivamente, cabe calificar la réplica del PP, por seguir el juego a una utilización partidista ajena a la tradición barcelonesa.

En Barcelona hay de todo, como corresponde a una ciudad de su tamaño y su cosmopolitismo. Aunque algunos se empeñen en no quererlo ver hay todo tipo de opiniones y cada opción de las que concurren a las elecciones encuentra aquí partidarios. La grandeza es que todos podamos convivir y expresar nuestra opinión en forma de voto libre y secreto, y que todos, sea cual sea nuestra opción, podamos seguir mirando al ayuntamiento como nuestro ayuntamiento.

Un  ayuntamiento que, mientras no se cambien por el cauce de la legalidad vigente, debe exhibir los símbolos entre todos acordados: el escudo y la bandera de Barcelona, y las banderas constitucionales de España y de Catalunya. Se ven ahora las consecuencias de jugar con la simbología, quitando sin consenso y de forma improvisada el busto del Rey Juan Carlos de la sala de la Reina Regente. De aquellos lodos, estos polvos, alcaldesa.

Ni yo ni ningún concejal socialista abonaremos esta senda. La patrimonialización que algunos han intentado del Onze de Setembre no debe hallar continuidad en la patrimonialización de la Festa de la Mercè.  Barcelona ya demostró, 23 años atrás, cómo hacer frente a los intentos de algunos de politizar (recuerden el Freedom for Catalonia) unos Juegos Olímpicos que acabaron por ser la piedra fundacional de la Barcelona de hoy.  Maragall ordenó  entonces poner banderas de Barcelona en los balcones. Sí, ese Maragall que ahora algunos intentan vergonzosamente patrimonializar.

Pues eso, pongamos banderas de Barcelona donde corresponda y trabajemos por sus ciudadanos poniendo en marcha los distritos, reduciendo la desigualdad en la ciudad y reactivando su economía. Y, votando cada uno lo que quiera el día 27, que Barcelona siga siendo Barcelona.