Interferencias

Mi vida sin ella no habría sido tan rica

LLUÍS IZQUIERDO

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Para mí, hablar de Carmen Balcells es hablar de literatura, y concretamente de la literatura de los últimos 25 años, en los que recuerdo grandes experiencias como cuando le dieron a Juan Marsé el primer Premio Juan Rulfo o un viaje que hicimos a México junto a unos amigos, entre ellos Joan de Sagarra. Mi vida sin Carmen, en definitiva, no habría sido tan rica.

Para mí, Carmen es una figura paradigmática del último medio siglo, entendiendo que desde hace 4 o 5 años el ciclo del libro como tal y de la influencia de la literatura y de los escritores e intelectuales más o menos complicados o difíciles se ha acabado. Se ha pasado a tener más en cuenta la imagen y muchas otras cosas que ya no entiendo. Por ello creo que Carmen Balcells es un caso excepcional de inteligencia práctica.

El oficio de escritor

Y me refiero a inteligencia práctica para favorecer a los escritores. Carmen rompió con el monopolio de la literatura hecha por escritores sobre todo de novela y les dijo basta a los editores. Por ejemplo, con los derechos de autor, había contratos en los que el editor determinaba que en cualquier versión cinematográfica de un libro el 50% sería para los editores. Con ella eso se terminó. Por decirlo así, el escritor era más propietario de sí mismo y eso retornó el prestigio del oficio de escritor, y no solo de los más reconocidos, porque solemos pensar en los sudamericanos -Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Juan Carlos Onetti, también Pepe Donoso-, que fueron importantísimos en los 70 y 80 y que además marcaron el protagonismo de Barcelona dentro del mundo editorial. Barcelona se reafirmó como capital cultural y de la literatura.

Pero, también ayudó a escritores no tan famosos, como Antonio Rabinad, y reivindicó a poetas como Antonio Gamoneda. Recuerdo también el último viaje a Chile, cuando conocimos a Nicanor Parra. Fuimos a visitarlo y nos invitó a un vino. Es un tipo muy divertido que tiene una poesía que es todo lo contrario, una antipoesía, influida por el posmodernismo. Quiero decir que  Carmen lo ha cubierto todo, la literatura avanzada, la literatura exigente, la reivindicacion de la literatura oral...

Era muy dura y tierna a la vez. A veces dudo de si era un poder fáctico o un poder cósmico. No sé. Era al mismo tiempo muy generosa, mucho. Eso no significa que cuando los argumentos sobre algo eran dialécticamente enfrentados fuera más dura que la puñeta. Me consta que a la hora de negociar era así, aunque yo hablo de ella desde el punto de vista de una persona que ha gozado de su versión volcada en la cultura, no tanto del enfrentamiento dialéctico. Además era una mujer en un mundo de hombres y cuando ella empezó eso tenía aún más mérito.