La brecha digital y la igualdad

Cuando se habla de brecha digital, el primer pensamiento se refiere a las diferencias en el acceso a las nuevas tecnologías e internet por razones geográficas (entorno urbano y rural), socioeconómicas (por una cuestión de recursos) y generacionales (entre jóvenes y mayores). Pero el concepto también abarca al género. Un reciente estudio de la Universitat Oberta de Catalunya ha comprobado que las mujeres han acortado distancias con los hombres en cuanto al uso de dispositivos y a la frecuencia con que los utilizan, pero que el margen aún es notable. Lógicamente, en el caso de la juventud esa fisura es más reducida. Y se da el dato, curioso sin duda, de que en el sur de Europa el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación es más igualitario que en los países del norte, pioneros en la materia, donde los hombres son mayoría en cuanto a más aptitud informática.

La dedicación explica, sin duda, esta brecha digital entre hombres y mujeres. Parece evidente que las capacidades son mayores cuanto más tiempo se pasa navegando por la red, y además socialmente se considera al  hombre más predispuesto para temas tecnológicos. Lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que en carreras de la Universitat Politècnica de Catalunya los hombres casi triplican a las mujeres. Sería muy deseable, y cabe pronosticarlo, que la tendencia varíe y que cada día haya más ingenieras y programadoras. La tecnología también ha de contribuir a vencer el reto de la igualdad.