Piqué y el 27-S

Los pitos al central del Barça plantean si se puede jugar con España siendo antimadridista confeso

JOAN CAÑETE BAYLE

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Los silbidos son últimamente tema de conversación en el fútbol, más allá de lo habitual, o sea, que se silbe en el estadio propio al adversario. Antes del parón futbolístico del verano, tuvimos el debate (¿griterío?) a cuenta  de los silbidos que las aficiones del Barça y del Athletic de Bilbao  le dedicaron a Felipe VI en la final de la Copa del Rey, con multa a los dos clubes y a la RFEF. Y a la vuelta, ha sido el jugador del Barça Gerard Piqué el centro de las iras, al ser silbado por su ¿propia? afición en León y Oviedo en sendos partidos de la selección española. A Piqué se le empezó a pitar cuando, tras ganar el título de Liga, se mofó del Real Madrid Kevin Roldan mediante. En este mundo de trincheras (y aún más lo es el futbolero, si cabe), los que criticaron los silbidos al Rey aplaudieron el abucheo a Piqué, y viceversa. "¿Cómo es que, siendo Piqué un representante de España a todos los efectos, no se amenaza con sanciones, cierres de campo y multas a las aficiones y clubs implicados en el asunto?", se preguntaba Rafel Oriol, de Barcelona.

Tal ha sido la escandalera con Piqué que el propio jugador acabó saliendo en rueda de prensa a hablar con una franqueza impropia entre los futbolistas, que han aportado a la conversación pública una larga lista de lugares comunes con los que hablar mucho sin decir nada, desde el «no hay rival pequeño» hasta «el fútbol es así». El central del Barça dijo que no piensa dejar de ir a la selección española y negó que los silbidos en su contra fueran de origen político, es decir, que no lo silbaban por catalán sino por confeso y desacomplejado antimadridista. Como si eso no fuera política...

En sus declaraciones, Piqué dibujó una forma de ser jugador de la selección española: culé y rabiosamente antimadridista, de la misma forma, por decir algo, que jugadores como Juanito eran jugadores de la selección española madridistas y rabiosamente anticulés. ¿Se puede ser jugador de la selección española siendo antimadridista? La pregunta es pertinente, porque a Piqué se le silba y, en cambio, siguiendo con el ejemplo, a Juanito no se le abucheaba (ni por esta causa ni por otras actitudes dentro del campo). La respuesta, en la España de hoy, la España cuya prensa deportiva se significó por ser la única del mundo en no ver en la triunfante selección española el sello del estilo de juego del Barça, es que no. Y, pese a Piqué, esa es una respuesta política.

No debería resultar extraño: es un reflejo eminentemente político que obedece a la identificación del Barça como equipo de Catalunya y del Real Madrid como equipo de España. Las estadísticas indican que el equipo que más jugadores ha aportado a la selección en su historia es el Barça. Otro dato: las provincias que más jugadores han aportado al equipo nacional español, por este orden, son Vizcaya, Guipúzcoa, Barcelona y Madrid (lo cual se explica por peso demográfico y económico y por afición). Ha habido más jugadores del Barça que del Madrid en la historia de la selección española, pues, y muchos de ellos han sido catalanes, y aun así un jugador del Barça antimadridista es pitado, y uno del Madrid antibarcelonista, no. Es así porque uno es sospechoso, y el otro, no.

La cuestión es una variante de la pregunta de si existe una forma de ser español siendo catalán. En el debate abierto en Entre Todos a cuenta del 27-S son muchos los ciudadanos que tratan el tema. "Catalunya tiene una identidad, de la que su mayor exponente es la lengua, distinta e independiente de la castellana, que es la que históricamente se ha impuesto a sangre y fuego para conformar lo que actualmente es España. De ahí (...) que no se contemple como normal una manera catalana de ser español, considerando lo catalán como ajeno a lo español", escribía Alfred Llovera, de Barcelona. De eso, en el fondo, es de lo que van los pitos a Piqué. Muchos de los que votarán sí creen que ya no hay una manera catalana de ser español.