Dejémonos de apellidos

ANDREU PUJOL MAS

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Uno de los temas que ha aparecido a lo largo esta precampaña es el de los apellidos. No sé si influenciados por el éxito de 'Ocho apellidos vascos' o por la próxima aparición de la secuela 'Ocho apellidos catalanes' han sido varios los que han hablado de este asunto.

El periódico 'La Razón', en una de sus delirantes portadas, titulaba '¿135 apellidos catalanes?' y recogía una "denúncia" -por decir algo- de Sociedad Civil Catalana sobre el hecho que "ni García, ni Sánchez, ni Rodríguez, ni Pérez, ni Gómez encuentran un hueco relevante en la candidatura independentista de Juntos por el Sí". Echando un vistazo en la lista veremos como aparecen apellidos como Romeva y Rueda, solo para empezar, pasando por Reyes, El Homrani, Fernández, Couturier, Ibáñez, Mohedano, Guerrero o Martínez, y terminando por Cumplido y Royes. Pero, ¿que más da? ¿Acaso son más relevantes estos que Mas, Junqueras o Casals? No, qué disparate.

Después está la otra vertiente de esta cuestión. El candidato de la CUP Antonio Baños declaró en una entrevista en 'El Crític': "Soy catalán auténtico, es decir, con los cuatro abuelos nacidos fuera de Cataluña". Entiendo que Baños lo que quería enfatizar es la gran diversidad de origenes que se puede encontrar en la sociedad catalana, lo cual es totalmente cierto.

Pero ahora imaginense que la afirmación hubiera sido: "Soy catalán auténtico, es decir, con los cuatro abuelos nacidos en Cataluña". O, todavía más: "Con los cuatro abuelos con apellidos catalanes", es decir, con ocho apellidos catalanes. En ese caso, el autor de tales afirmaciones seria tachado de nazi en menos que canta un gallo.

Afortunadamente, el independentismo catalán nunca ha tenido entre sus preocupaciones el asunto de los apellidos. Que desde el nacionalismo español se intente provocar en este sentido, francamente, no me estraña. Lo que no se puede hacer es entrar en el trapo, aunque sea para desmentirlo.