La transformación de Barcelona

Novedades urbanas del siglo XX

Vehículos, parques, urbanizaciones y tecnología continúan siendo los grandes desafíos de la ciudad

Novedades urbanas del siglo XX_MEDIA_1

Novedades urbanas del siglo XX_MEDIA_1

JOSEP OLIVA CASAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El siglo XX aportó algunas novedades en las ciudades que repercuten en el ámbito urbanístico y, por tanto, hay que considerarlas a la hora de implementar las actuales políticas urbanas. Y eso, a parte de los temas tratados aquí en artículos anteriores, empieza por el excesivo protagonismo de los vehículos privados, sigue por el déficit de parques que se arrastra, continúa por la construcción de urbanizaciones y termina con la aparición de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación).

En primer lugar, y de carácter negativo, se produjo una masificación del uso del coche privado a consecuencia del aumento del nivel de vida que dio acceso al vehículo a muchísimos ciudadanos. La invasión del espacio público por el vehículo se puede resumir en el lema sobran coches. Hay que pensar que una importante manifestación de nuestro modelo de ciudad radica en el gran protagonismo de las calles y plazas, creando un vacío claramente formalizado y con los aditamentos de gran variedad de imágenes físicas y de ciudadanos y visitantes de todo tipo. Se conforma un verdadero y complejo escenario urbano. En Barcelona toma su máxima expresión en el principal espacio de centralidad: el gran tronco Rambla / paseo de Gràcia-Rambla Catalunya / calles adyacentes / y la rótula de la plaza de Catalunya. La reciente reforma de la Diagonal se irá incorporando a este eje. Los inconvenientes que ocasionan los coches incluyen ruido, contaminación, excesiva ocupación del espacio público e interferencias visuales de fachadas y de paso por la entrada a garajes. Los dos primeros se paliarán con el coche eléctrico, pero seguirá la ocupación del espacio, tanto de automóviles en circulación como aparcados.

Hay que recuperar la ciudad para el peatón (pedestrian city) en lugar de seguir como ahora (car city). Bueno, la primera condición para facilitar este objetivo es nuestro modelo de ciudad mediterránea (pública) con cierta densidad y mezcla de usos porque es la que minimiza la necesidad de usar el coche frente a la ciudad doméstica de raíz anglosajona y nórdica, ejemplarizada en la mayoría de ciudades norteamericanas (hay excepciones) donde el uso del coche se hace prácticamente imprescindible. En Barcelona algunas reformas recientes (tramo de la Diagonal y otros) van por buen camino. Se trata de seguir líneas de actuación como ensanchar aceras en detrimento de calzadas, construir garajes bajo el espacio público (especialmente en sectores construidos), ampliar la red de transporte público, cambiar la mentalidad de los ciudadanos para que vayan a pie o utilicen el transporte público y también aplicar políticas restrictivas respecto al uso del coche. No hay otra solución para lograr un ambiente más limpio y pacificado, es decir, para ganar calidad de vida para las personas creando un medio relativamente relajado. Londres hace años que realiza políticas en este sentido.

En segundo lugar, y también con carácter negativo, surge la necesidad de poder disfrutar de más parques urbanos, explicitada en la frase «faltan árboles». Ya lo he señalado anteriormente en el caso del Eixample pero puede extenderse a cualquier ciudad. Se debería disponer de una completa red de parques porque, normalmente, somos deficitarios. En el interior del tejido urbano y para uso cotidiano, debe haber calles arboladas, pequeños jardines, parques de pequeña dimensión y parques medios. Y grandes parques adyacentes a la periferia urbana para uso no cotidiano. Con visión actual y de futuro, las urbanizaciones de viviendas unifamiliares, desligadas de las ciudades, fueron un error por lo que han supuesto de gran ocupación de espacio y porque normalmente exigen el uso del coche privado. Hubo una época en que hubo una obsesión por vivir en este tipo de asentamientos humanos.

Una novedad positiva se refiere a la aparición de las TIC. Su implementación en la ciudad consiste en convertirla en lo que se ha calificado, pomposamente, de smart citieso ciudades inteligentes. Es evidente que su aplicación es un excelente instrumento que sirve para que los ciudadanos estén mejor informados de cuestiones urbanas, se haga una gestión más eficaz y la vida más agradable. Sí, las TIC son un buen instrumento, pero instrumento al fin y al cabo, por lo que tanto se pueden aplicar a una ciudad con buen urbanismo como con mal urbanismo porque no afectan a la estructura física urbana. El primer deber de un ayuntamiento es mejorar la estructura de la ciudad y la conversión en una smart city siempre es aconsejable, pero el verdadero punto clave es el modelo de ciudad. Vale la pena pensar en este panorama a la hora de hacer urbanismo: reparar los errores e implementar las TIC.