Más serio que un cuento chino
Josep Soler Albertí
Economista. Director general del Institut d'Estudis Financers
JOSEP SOLER
Cuando parecía que Grecia iba a jugar de nuevo su papel de cortina de humo en el panorama económico mundial, China ha reclamado su evidente supremacía en la preocupaciones de los inversores de todo el mundo. Estamos, ante todo, viviendo la caída más importante de los mercados desde el estallido de la crisis en el 2008. Esto solo ya nos debe hacer considerar lo que está pasando como algo bastante más serio que un tradicional episodio de desconfianza histérica al que nos tienen acostumbrados los mercados.
Y si es así, ¿cómo sintetizamos lo que está ocurriendo? Quizás como la afloración definitiva de la crisis económica y política del modelo de desarrollo chino, en un entorno convalesciente de las economías avanzadas y de extrema debilidad del resto del mundo emergente.
Tenemos muchos frentes simultáneos pero el más incierto es el nivel de gravedad de la relativa recesión china. Sabemos de la creciente desaceleración de sus exportaciones, de la producción manufacturera y de la construcción; pero no nos fiamos de la mayoría de sus datos macroeconómicos. Ni del crecimiento, en teoría aún por encima del 6%, ni del paro casi anclado en el 4%, ni de los ambiguos datos del sector inmobiliario. Conocemos con certeza, eso sí, que la política del presidente Xi Jinping que abonaba unas necesarias reformas y liberalización se ha enredado en unas contradictorias medidas que le han hecho -a el mismo y al partido- acumular más poder y más capacidad para intervenir en la economía. La caída de la Bolsa, primer objetivo de este intervencionismo reforzado, es el gran fracaso del Gobierno a pesar de repetidas medidas para frenar las ventas. El Ejecutivo es incapaz de asumir que ha llegado el momento de afrontar una reforma integral -política y económica- en China.
Está calando entre los inversores la preocupación de que el cada vez más importante gigante asiático está desconcertado. Y como decíamos, con el resto de emergentes importantes en franca recesión y con las economías desarrolladas a medio gas. La crisis china está conviviendo con la preocupación por la posible subida de tipos en Estados Unidos en septiembre, lo que sería eliminar su segunda y última fuente de dopaje tras el final del plan de estímulos. Aunque a la vista de los mercados (ayer hasta caía el oro, valor refugio) casi se puede descartar.
Para los ahorradores ¿se trata de un buen susto o de algo más serio?. Entramos aquí en el terreno de las especulaciones, por encima de las descripciones, pero unos avisos: primero, recordar que en bolsa el histerismo es siempre desaconsejable y que los más atentos ya vendieron ayer y la semana pasada, y esperan ahora que caigan los retrasados. Segundo: insistir en que la inversión en bolsa ha de ser a largo plazo y ello require tragarse buenos y malos momentos. Por fin, un aviso de optimismo: hablamos de de crisis de crecimiento en la economía más productiva y pronto la mayor del mundo. Inversión implica confianza.
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