Dos miradas

El Cigala

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Uno de los tópicos del mundo de la farándula dice que el espectáculo debe continuar pase lo que paseEl show Todos tenemos en mente la imagen del payaso que ríe mientras su corazón se desangra por una muerte o una desgracia reciente. Hace unos días, el tópico se ha vuelto a hacer real en la figura de Diego el Cigala, que salió al mítico escenario del Hollywood Bowl de Los Ángeles horas después de la muerte de su mujer.

Mientras iba en coche he escuchado muchas veces el magnífico disco que hace unos años grabaron el cantaor flamenco y Bebo Valdés. Muchas de las canciones -boleros, coplas, tangos- hablan de pérdidas irreparables, de desengaños y de desolación. Muchas, también, en perfecta sintonía, hablan de un amor intenso y arrebatado. Lo tenía medio extraviado en un rincón de donde salió para instalarse como banda sonora del verano, mientras hacíamos camino con C. Tengo muy presente, pues, el temblor que provocan los lamentos del Cigala, aquellas precisas letras que hablan de desesperación y que son, al mismo tiempo, una catarsis. Las crónicas dicen que el día del concierto actuó sin mencionar en ningún momento el sufrimiento que vivía. La música ya lo decía todo: «Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón». Los hay que siempre vuelven a los lugares donde amaron la vida. Y es entonces cuando el final es un poco menos cruel.