MI HERMOSA LAVANDERÍA

La librería

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ilosadadominical 674 seccion coixet barcelona barcelone150812173937 / EL PERIODICO

ISABEL COIXET

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Florence, la protagonista de 'La librería' de Penelope Fitzgerald, es una de mis heroínas favoritas. Una mujer humilde, dulce sin ser empalagosa, generosa, discreta, y sencilla hasta lo indecible. Un alma pura y bondadosa que tan solo quiere cumplir un pequeño sueño antes de morir: abrir una librería en un pequeño pueblo de Inglaterra en el que nunca antes ha habido algo semejante. Este pequeño acto, que de entrada parece no implicar más que un modesto riesgo empresarial, tiene consecuencias de todo tipo en la vida de Florence y en la de todos los habitantes del pueblo, que sacan a relucir la parte más mezquina del alma humana. Esa que nos lleva a destrozarle la vida al prójimo, lenta pero concienzudamente, por el mero hecho de que nos molesta su pequeña osadía. Porque, además, pone de relieve nuestras peculiares carencias. La novela transcurre en 1959, pero releerla a la luz de los acontecimientos que pasan constantemente a nuestro lado la convierte en rabiosamente actual.

En 1904, la familia Roquer abrió una pequeña librería en la calle Gran de Gràcia. El marido murió al poco tiempo, y la mujer decidió continuar contra viento y marea el negocio poniéndole el nombre de Viuda de Roquer. No todo el mundo vio con buenos ojos que una joven viuda con niños pequeños llevara sola un negocio, pero la librería Roquer floreció y continuó con éxito en la misma familía: atravesando guerras y avatares de todo tipo, e incluso abriendo una librería mas grande unos metros más abajo en los Jardinets de Gràcia. Los escaparates de la libería Roquer estaban editados con un gusto exquisito, y bastaba un vistazo a ellos para que te apeteciera leer todo lo que exponían. Hace un año y medio, tuvo que cerrar por litigios con el propietario del local, y hoy hay en su lugar una tienda de bolsos, por si no hubiera bastantes en el paseo de Gràcia.

Y ayer mismo por la tarde, cerró la pequeña librería que lleva abierta 111 años porque su heroica librera, Maria Dolors Oranies, nieta de la fundadora, que lleva toda una vida vendiendo, aconsejando, y disfrutando de los libros, ya no puede atender el negocio. Me hubiera gustado muchísimo tener el tiempo, el dinero y la energía para continuar con la librería. Me hubiera gustado organizar una campaña para salvar este diminuto pero enorme local, donde generaciones de 'gracienses' hemos descubierto y comprado tantos libros. Porque si algo en este mundo merece ser salvado es ese refugio de vidas cruzadas que es, al fin y al cabo, una librería. Me arrepiento de no haberlo hecho, y esa pena continuará conmigo cada día al pasar y ver los escaparates vacíos que durante 111 años (se dice pronto) han mostrado ensayos, novelas, diccionarios, lápices y cuadernos. Ahora estoy delante del mar, leyendo el último libro que me descubrió y regaló María Dolors: 'Cartas a Véra', de Vladimir Nabokov. Quizá cuando llegue septiembre alguna nueva Florence abrirá una pequeña librería en la calle Gran de Gràcia número 40. Perdiéndome en las bellísimas cartas de Nabokov, formulo una muda plegaria para que así sea.