Clásicos retomados

Waterstones recomienda y difunde cada mes un título de fondo

JAUME SUBIRANA

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En el lugar más destacado del escaparate de Waterstones, una gran cadena de librerías del Reino Unido, hay estos días un cartel, un montón de ejemplares y una pizarra que presenta la campaña Redescubre un clásico, en la que cada mes destacan un título de fondo. Me detengo porque el elegido este julio es A Month in the Country, de J. L. Carr, una joya ligera e incisiva que recuerdo de Columna, donde publicamos la versión catalana de Víctor Obiols, con el joven protagonista llegando tras la guerra a un pueblecito para restaurar un fresco de la iglesia. El libro es de 1980, pero entiendo que Waterstones lo considere un clásico: no se me ha ido nunca de la cabeza. En castellano lo editó al cabo de un tiempo Pre-Textos. Pero no lo busquéis en las librerías.

Este Redescubre un clásico inglés podría ser también una magnífica oportunidad entre nosotros, para aunar a editores e instituciones públicas; un clásico cada mes, reeditado por quien lo tenga en catálogo y promovido por el gremio o instituto al que le toque. ¡Un clásico al mes serían 12 apuestas seguras al año! Yo veo la reedición catalana de Un mes al camp ubicada como un guante, por ejemplo, en El Cercle de Viena, o en el catálogo de 1984 o del Club Editor (ya no lo imagino, en cambio, en los sellos catalanes de Planeta).

Reemprender tiene más sentido que dar vueltas en vano o inventar la sopa de ajo sin ajo y en tetrabrik. Hace años, el exiliado Martí Soler nos explicaba que  su trabajo en el mexicano Fondo de Cultura Económica era revisar el inmenso catálogo y proponer las reediciones. Retomar: volver a lo que ya se ha hecho bien, a palabras ya dichas y leídas. Quien me acompaña en Waterstones me pregunta por qué vuelvo a comprar A Month in the Country si ya lo tengo. Entonces veo la cita del novelista canadiense Robertson Davies impresa en una de las paredes de la librería: «Un libro verdaderamente grande debería ser leído en la juventud, releído en la madurez y una vez más al hacerte mayor, como un edificio bello se tiene que ver por la mañana, al mediodía y a la luz de la luna».

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