Análisis

Modelo de sociedad civil

PEDRO FONTANA

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Conocía a Leopoldo Rodés desde hacía muchos años, pero tuve la gran suerte de conocerlo bien a raíz de mi incorporación al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barccelona 92 en octubre de 1990, ya que él era miembro del Comité Ejecutivo del COOB'92.

A partir de ahí entablamos una buena amistad que ha seguido durante muchos años.

Contrariamente a lo que muchos pudieran imaginar, Leopoldo ha sido una persona que ha trabajado mucho a lo largo de su vida, defensor  y practicante de la cultura del esfuerzo.

Empresario comprometido, emprendedor en todos los campos y defensor de su ciudad y de su país. Socialmente responsable y aportando su energía y su conocimiento a iniciativas sociales, económicas y culturales que han sido ejemplo para todos y que han perdurado en el tiempo.

Leopoldo Rodés era un defensor acérrimo de la sociedad civil, más sencillo, de la sociedad, siempre creyó que la alianza de lo público y lo privado era una garantía de éxito si se gestionaba de forma correcta.

La sociedad barcelonesa, la catalana y la española han perdido un referente. Es muy probable que no seamos capaces de saber con exactitud el numero de proyectos empresariales, sociales, culturales en los que Leopoldo estaba detrás, como promotor o simplemente aportando toda su sabiduría y buen hacer, muchas veces de forma anónima. Será difícil saber el numero, pues personalmente pienso que Leopoldo ha sido un impulsor permanente de todos ellos.

Cuando alguien tenía un proyecto de ciudad, de país, cultural o económico, se dirigía a Leopoldo. Si esta persona conseguía su apoyo, eso era prácticamente una garantía de éxito. Su capacidad de aglutinar esfuerzos era enorme y su denodado compromiso por llevar adelante cualquier proyecto en el que se implicaba era encomiable.

Leopoldo era un gran amigo de sus amigos, pero además era el perfecto anfitrión cuando era necesario que amigos y no tan amigos se encontrasen para resolver  problemas.

Era sincero y decía lo que pensaba, esta transparencia le permitía que unos y otros lo aceptasen y le escuchasen.

Personalmente sentía una profunda admiración por él y creo que nos costará mucho encontrar  alguien que pueda sustituir su buen hacer en nuestra sociedad.