Al contrataque

¿Humanos? ¡Guau!

SANDRA BARNEDA

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El maltrato animal existe y en demasiados casos se permite con la vista gorda por falta de consciencia, sensibilidad y regulación estatal severa y coercitiva. Esta semana, la foto de un cachorro de podenco bañado en alquitrán corrió como la pólvora en las redes sociales, se hizo viral e hizo saltar las alarmas de un nuevo caso de violencia animal. Un desalmado, al que sigue tratando de localizar la Guardia Civil, lanzó tres cachorros en una balsa de alquitrán en Cartagena. Un vecino, alertado por los alaridos, los localizó y con ayuda de su familia, logró rescatarlos no sin antes llamar al teléfono de la protectora El Portalico para acudir a la escena del crimen lo antes posible.

Tras varias horas de lavado intenso para intentar desprender el crudo negro, pesado y tóxico de los cachorros, uno de ellos murió. Los otros dos mejoran, aunque con la piel y los ojos afectados por los efectos del alquitrán. Enmudezco al ver la foto de uno de los pequeños que, a pesar de estar envuelto por una viscosa capa de violencia, de insensibilidad, de crueldad, su mirada transmite una ternura donde no habita el odio.

Sin llegar a ese extremo de violencia enfermiza, nuestro país consiente el abandono sin tomar medidas para atajarlo. Los cachorros que han sobrevivido los han bautizado como Xapa y Pote, otros cientos de miles que ya tienen nombre y familia corren el riesgo de sufrir abandono. Ya es verano y cada tres minutos se abandona un animal de compañía en España. Todo un récord a nivel europeo, un drama con el que convivimos ante la indiferencia de muchos y la impotencia de protectoras desbordadas e incapaces de atender el aluvión de animales encontrados en la carretera, en la calle, atados a un árbol, deshidratados y solos porque de compañía o capricho pasaron a ser carga.

No seamos niños

Las ordenanzas municipales apenas ayudan a mejorar la estancia de los animales en la sociedad, ni siquiera obligan a los medios de transporte a facilitar su traslado. Barcelona permite el transporte público para ellos y para mejorar la convivencia «entre los caminan a cuatro patas y los de a dos». Llegan las vacaciones y en tren puedes llevar una bicicleta pero tu perro, si pesa más de 10 kilos, aunque pagues se queda en casa. El AVE, el tren más rápido y moderno de España, se ha quedado atrás y parece no importarle a nadie.

#QuieroviajarconmiperroenAVE, igual que puedo en avión, pagando su billete y con su transportín adecuado. ¡Sí! Aprovecho para lanzar la campaña porque o se pone conciencia y medios o se permite por omisión que siga el drama de más de 150.000 abandonos año tras año. No seamos niños y si consentimos la compañía de animales en sociedad, evitemos la violencia sobre ellos y facilitemos su estar y su convivir entre nosotros. ¡Ellos nunca lo harían!