Las previsiones del 27-S

Hacia un Parlament poco gobernable

Si hay ocho partidos en la cámara, es posible una coalición minoritaria que pacte a derecha e izquierda

RAFA MARTÍNEZ

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Catalunya ha dispuesto casi siempre de un Parlament con una fragmentación partidista superior a la mayoría de comunidades autónomas, fluctuando de los cuatro a los siete grupos y desarrollando tres escenarios diferentes. Así, desde las elecciones de 1984 hasta las de 1992 se articuló un sistema de partidos que Sartori bautizó como predominante. Existía una fuerza que ganaba sistemáticamente las elecciones con mayoría absoluta y con enorme distancia en votos y escaños sobre el resto. Pese a tratarse de un sistema electoral proporcional y de un sistema de gobierno parlamentario, el resultado ha sido siempre lo más parecido a un sistema presidencial que, desde esos mimbres, uno pueda imaginar.

El segundo escenario es el que ha resultado tras las elecciones de 1999, 2003 y 2006. Parecían retomar el espíritu de las de 1980 y nos ofrecían un sistema sin vencedores con mayoría absoluta y en el que los dos más votados estaban más cerca el uno del otro; pero con la sutil diferencia de que estamos con hasta siete grupos. Se hace necesaria una coalición para gobernar. En este escenario se articulan dos ligas. Una primera en la que dos grandes fuerzas compiten, sin posibilidad de mayorías absolutas, por la victoria electoral y por encabezar el futuro gobierno de coalición (a veces no son actos coincidentes). En la segunda liga, tres o cuatro candidaturas disputan la fuerza aritmética necesaria para ser relevantes para formar gobierno.

Es un escenario que da lugar a coaliciones que requieren mucha pedagogía -no siempre ejercida- para que el electorado entienda lo pactado. Pese a la alta fragmentación de ese modelo, se han generado gobiernos que gustarán más o menos, pero que han dotado al sistema de cierta estabilidad. El liderazgo del gobierno está claro habida cuenta de la diferencia de peso de sus componentes. Además, la doble liga obliga a los de la primera a no despreciar a sus futuribles socios y a los de la segunda a perder un punto de utopismo en pro del realismo que supone gobernar. Quien se niega a pactar o se enroca en su programa... no gobierna.

Sin mayorías absolutas monocolores

El tercer escenario es el de los comicios de 1995, así como los de 2010 y 2012. Parecía que se volvía al escenario de predominio; pero no. No hay mayorías absolutas monocolores. Probablemente se necesitan coaliciones. Para articularlas hay dos ligas; pero en la primera solo juega uno. Ello reduce la riqueza del potencial liderazgo de los gobiernos. Y en cambio, la segunda aumenta. Hay un descenso (PSC) y nuevas irrupciones: SI, Ciutadans (C's) y las CUP. Al igual que en el escenario previo, la seguridad de necesitar gobierno de coalición tiene impactos sobre la campaña y sobre el comportamiento político de los votantes y de los actores parlamentarios. La incógnita será saber qué pesa más en el acuerdo gubernamental, el peso parlamentario del grande o la capacidad de chantaje del pequeño.

En las próximas elecciones, todo apunta a que ninguno de los tres escenarios conocidos va a ser el que surja y ello crea incertidumbres. Hacer de futurólogo es arriesgado; pero a la luz de los resultados de las elecciones municipales y  autonómicas se puede, con cautela, aventurar tendencias. La primera es que serán ya unas elecciones con Podemos que viene para jugar un papel protagónico que a otros se lo resta. Además, donde se han presentado, el PSC no ha sido capaz de aguantar su supuesta fortaleza municipal. Hay un punto engañoso en el resultado global socialista y Pedro Sánchez hace mal en sacar tanto pecho. La segunda es que parece que la caída de PSC y CiU aún no ha culminado. Eso nos conduce a la tercera: CiU y ERC se aproximan entre sí. En cuarto término. C's está muy próximo a superar al PP. En quinto término, las CUP, a diferencia de SI, no llegaron al Parlament de visita, sino para quedarse. Y en último lugar, ICV ha aguantado muy bien inserta en candidaturas que aglutinaban plataformas de movimientos sociales; por libre no tanto.

En definitiva, es probable que el número de integrantes del Parlament se eleve a ocho. Igualmente, es previsible que la debilidad convergente nos lleve, de nuevo, a un escenario de dos ligas, pero con menor distancia en porcentajes de voto entre primera y segunda. Es probable que en la primera liga pueda haber tres competidores y en la segunda cinco. Podemos podría jugar en la primera liga junto a CiU y ERC, y C's podría ser la cabeza de la segunda. Dudo mucho que baste con una coalición de dos. Incluso es posible que gobierne una coalición minoritaria que tendrá que ir alcanzando pactos concretos a su derecha e izquierda para aprobar leyes. Es decir, nada que ver con los tres escenarios hasta ahora conocidos. ¡Apasionante!