La rueda

Cosas de la 'pactocracia'

ESPERANZA GARCÍA

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Apenas transcurridas 48 horas de la constitución de ayuntamientos y algunos gobiernos autonómicos, resulta fascinante analizar la casuística de los pactos en España. Los cuatripartitos y pentapartitos se conforman, en muchas ocasiones, como frente para impedir que gobiernen las listas más votadas por una gran mayoría de ciudadanos. En ningún caso nos encontramos ante candidatos más votados imputados por corrupción. Algunos pactos han pasado por la pila bautismal. El primero fue 'el pacto del Moneo', que se anunciaba el 25 de abril, entre PSOE, Podemos, IU, UyD y C's. El segundo fue 'gobiernos de progreso', firmado el pasado día 10, entre Sánchez y Lara, con el que IU y PSOE sumaron concejales con la única prohibición de pactar con el PP y Bildu. El tercero, y subsiguientes, se produjeron según aspectos de gran utilidad pública, tales como: «dame tu voto aquí y yo te doy la diputación», «voto tu investidura, si me das lugar en la mesa» o «vota para mi presidencia, yo te apoyo para la alcaldía».

La política es pacto, estoy de acuerdo, pacto en función del interés común, en función de unas propuestas concretas beneficiosas para el ciudadano, no de mercadeo con las instituciones, estrategia electoral o funcionamiento interno de los partidos.

En Catalunya también hemos tenido nuestra dosis de 'pactocracia'. Dos días después de que Carme Chacón anunciara que se postularía como candidata a las elecciones generales por el PSC, estos pactaban con ERC gobernar Castelldefels a cambio de inscribir al pueblo en la Associació de Municipis per la Independència. En Badalona se apoyó a Guayem Badalona, previa asunción del 'full de ruta' independentista que le exigió la hoy alcaldesa, Dolors Sabaté. Si el PSC no es independentista, y en algo se diferencia de la Unió de las consultas, no lo parece. Se acabó el todo vale para gobernar.