Al contrataque

Vacunas del bipartidismo

Rajoy, enorme durmiente, es un gran depredador político por puro agotamiento del contrario

XAVIER SARDÀ

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El país está densamente psicodramático. Caleidoscopio de pactos y acuerdos. Los conservadores, en su amplio espectro, añoran el bipartidismo porque son alérgicos a la complejidad de la política poliédrica. Al facha le encanta hacer proclamas pretendidamente definitivas: «Esto es una mierda y es imposible que se pongan de acuerdo». Por el contrario, a lo mejor sería bueno aplicar esta evaporación del facilísimo más allá de lo político. Vamos, polipactos para todo.

-¿Imaginamos terceras fuerzas emergentes en lechos aburridamente bipersonales? ¿Tripartitos vecinales para comprarse un coche? ¿Acabar con la mayoría absoluta de los médicos y obtener siempre diagnósticos benignos?...

-Rajoy va a hacer cambios. Se ve que alguien le ha despertado. Los tigres duermen 16 horas al día y la pitón 18, pero es mejor no merodear cerca porque tienen muy mal despertarRajoy, enorme durmiente, es un gran depredador político por puro agotamiento del contrario. El suyo es un sueño plácido para él, pero de Morfeo para sus adversarios internos. Ahora, semidespierto, va a hacer cambios. Esto le cuesta más. En vigilia pierde reflejos. Dice que los cambios no van a ser solo cosméticos, que es lo que se dice cuando lo van a ser. En fin, últimamente he leído que quien tiene un para qué, aguanta muchos comos. Entre ministros walking dead y posibles incorporaciones de la house of cards, el presidente anda un poco lost. Además, Soraya se ha venido arriba: «Votante, ven hacia la luz».

Ciencia y creencia

-Que sigamos debatiendo sobre el tema de las vacunas resulta profundamente provinciano. Mezclar ciencia y creencia provoca colitis mental. La gente puede preguntarse eternamente si los ecodioses existen o no, pero mantener actitudes meditativas sobre si debemos o no vacunar a nuestros hijos es de una abrupta inmoralidad. Mientras la gente necesite la marginalidad faculto-esotérica para afianzarse personalmente, estamos perdidos. Hay quien no soporta que el agua hierva a los cien grados. Las sectas detestan lo empírico. No sabremos nunca si los dioses existen. Lo que sí existe es la difteria.

-Tras la previsible sentencia del Constitucional sobre el 9-N, Mas lleva el agua groseramente a su molino. Para él, la Constitución es «un callejon sin salida para las aspiraciones de buena parte de la población catalana». Puede que Mas se haya convertido en un callejon sin salida para otra «buena parte de la población catalana». Lo pronosticable extenúa y confiere a la política catalana un aire reiterativo y colegialMas aspira a que las fuerzas inde ganen por escaños. Unió dice que hay que contar los votos. Los de Convergència les llaman botiflers. Así estamos.