Al contrataque

Caciques fuera

Es el momento de tomar distancia y carrera para evitar los gobiernos eternos teñidos de un mismo color durante décadas y con una misma cabeza

SANDRA BARNEDA

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Los llamados pactos del cambio se van cociendo, se van armando en silencio y con excesivo sigilo, resolviendo a puertas cerradas las lindezas para formar inéditas alianzas sin perder de vista la carrera para las generales. Quedan muchos enigmas por resolver, pero los feudos, los caciques están en horas bajas. Es el momento de tomar distancia y carrera para evitar los gobiernos eternos teñidos de un mismo color durante décadas y con una misma cabeza, que suele considerarse rey en vez de un súbdito más del pueblo. Es responsabilidad nuestra estar atentos a evitar el abuso rompiendo ese tipo de reinados. Si no el primero, uno de los iniciales pactos del cambio que se fraguaron, a tan solo tres días de haberse celebrado las elecciones, fue para destronar a Francisco Javier León de la Riva con el más que previsible acuerdo entre socialistas y dos formaciones ciudadanas, apoyadas por IU y Podemos.

Cierto es que esta semana el que ha sido alcalde de Valladolid durante dos décadas ha sido inhabilitado para ocupar cargo público durante más de un año tras ser condenado por desobediencia a la justicia al tardar cinco años en cumplir una sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León. Él no ha dimitido y piensa recurrir siguiendo su ciego empoderamiento de soberano destronado y condenado. Fue un error de su partido, el PP, permitirle presentarse como cabeza de lista imputado, pero son tantos los méritos que acumula este político absolutista que deseo hacer uso de hemeroteca para no olvidar los peligros de un reinado excesivamente prolongado y holgado con mayorías absolutas que -a pesar de ser fruto del ejercicio democrático- nos lleva al desastre.

LIMPIAR LAS CALLES

Dijo León de la Riva sin vergüenza alguna: «Cada vez que veo esos morritos -los de la socialista Leire Pajín- pienso lo mismo pero no lo voy a contar». Fue el mismo que se negó a casar a homosexuales e intentó que en el consistorio de su ciudad no se registraran enlaces entre personas del mismo sexo. Dejó claro que quería limpiar las calles de Valladolid de las tres pes: «Piojos, pulgas y putas». En plena campaña en el 2007 se quedó a gusto soltando: «Me han acusado de todo menos de violar a la candidata -la socialista Soraya Rodríguez-, pero se comprende».

Para León de la Riva «el rugby no es un deporte para chicas» y si alguien «quiere cambiarse de sexo o un trasplante de cerebro que lo pague». Y cuidado no se cruce ninguna mujer con él en el ascensor porque es de los que imaginan que si hay una chica que «anda con ganas de buscarte las vueltas, se arranca el sujetador o la falda y sale gritando que la han intentado agredir». Podría seguir con la retahíla, podría guardarme mi alegría sobre su no alcaldía, pero no disimulo mi gozo de erradicar definitivamente el caciquismo en nuestro país.