Tras las elecciones del 24-M

¿Qué quiere decir pactar con Barcelona?

Colau y Trias deberían acercar posiciones en los grandes temas, y ERC está dispuesta a facilitarlo

ALFRED BOSCH

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En las últimas semanas he insistido mucho en que teníamos que pactar con Barcelona. No es una frase retórica. Pactar con Barcelona significa centrarse mucho más en lo que necesita la ciudad, y menos en las siglas representadas en el consistorio. En mi opinión, y coincidiendo totalmente con el ideario de la coalición construida en torno a ERC, lo que le hace falta ahora a la capital de Catalunya es garantizar el progreso y garantizar el proceso. Es decir, asegurar por una parte la prosperidad y que el éxito sea compartido y llegue hasta el último de los ciudadanos, y por otra asegurar el camino hacia la independencia, que es la condición indispensable para obtener las herramientas y los recursos que merecemos y necesitamos.

¿Cómo podemos impulsar este pacto con Barcelona? Las elecciones del 24 de mayo han dejado al Ayuntamiento sin una mayoría clara de ningún partido y los resultados han acabado demostrando que la sociedad barcelonesa es mucho más plural de lo que algunos querían hacer creer. La fragmentación dificulta mucho las alianzas de gobierno. Además, recordemos que el vencedor es alcalde automáticamente, y solo se puede impedir eso con una alianza a la contra que reúna mayoría absoluta. En este escenario, Ada Colau es la mejor posicionada para convertirse en alcaldesa. Solo se podría tumbar esta posibilidad mediante un acuerdo que sumara al independentismo con el PP o C's, además del PSC. Es decir, un sudoku estrafalario al que ERC, por supuesto, no jugará.

Lo mejor sería que, en lugar de enfrentarse en bloques irreductibles, consiguiéramos pactos de ciudad para resolver los grandes temas que preocupan a todos: combatir el paro, la precariedad y la pobreza, gestionar el turismo, generar oportunidades, evitar la exclusión y trabajar por la plena capitalidad. Lo que más ayudaría sería encontrar consensos amplios y centrales, que impidieran una fractura entre dos Barcelonas en conflicto como se insinuó de forma preocupante en la campaña. No estaría nada mal que Ada Colau y Xavier Trias acercaran posiciones, al menos en grandes cuestiones de ciudad. Nosotros estaríamos dispuestos a facilitar estos consensos, de hecho estamos decididos a impulsarlos y liderarlos.

¿Qué pasará si este entendimiento amplio no prospera? La ciudad tendrá que gobernarse igualmente, y será preciso que decidamos si llegamos a un acuerdo con la coalición de Ada Colau. Está claro que con nuestra decisión no contentaremos a todos, sea cual sea, pero hay una reflexión que para mí es inapelable. La cuestión es si los ejes vitales de ERC en Barcelona son realizables en un pacto con la formación de Ada Colau. ¿Podemos garantizar el proceso y el progreso en Barcelona? Estos dos ejes son irrenunciables para nosotros.

Es importante que haya un compromiso sin fisuras con el éxito de Barcelona. Podremos afrontar las emergencias sociales si la ciudad crece como polo de atracción del talento, con un ayuntamiento que impulse proyectos para hacer de Barcelona una ciudad de oportunidades. En la que se impulse la economía social, pero a la vez se atraigan empresas y congresos que generan puestos de trabajo. Es preciso también impulsar o plantear algunas de las propuestas que creemos que pueden ayudar a tener una ciudad más preparada y justa, como puede ser el salario mínimo de ciudad, el ADOB (Agencia de Desarrollo y Ocupación de Barcelona, que funcione como lo ha hecho en Nueva York el NYCEDC y que surgiría de combinar Barcelona Activa, las universidades y la implicación de la empresa privada) o la segmentación de los grandes contratos públicos para que las pymes catalanas puedan concursar, por poner solo tres ejemplos.

Y necesitamos también un compromiso claro sobre el procés más allá de las declaraciones de buenas intenciones. Hay que sumarse al procés de manera explícita e inequívoca para ser buenos compañeros de viaje y llevar a Barcelona a ser la capital de la futura República y al mismo tiempo seguir haciendo de Barcelona un referente del Mediterráneo, de Europa y del mundo entero. Todo el mundo entenderá la necesidad de tener una línea clara y transparente en el proyecto más revolucionario y estimulante que ha vivido nunca este país, para permitir así las complicidades imprescindibles para trabajar conjuntamente y hacer avanzar la ciudad.

En caso de que estos compromisos sean inviables, no bloquearemos el Ayuntamiento, ni desplegaremos una oposición destructiva y desleal. Seguro que los puntos de contacto serán muchos y actuaremos con la responsabilidad y la lealtad a la ciudad, a su gente y al país que siempre ha demostrado ERC, pero difícilmente podremos hacer un viaje juntos, con la complicidad que se genera cuando compartes un pacto conjunto con Barcelona. Alcaldable de ERC en Barcelona.