La Catalunya divertida

Estas elecciones municipales han dibujado tres Catalunyas en comportamiento electoral, la soberanista, la unionista y la divertida

JOSE A. RODRIGUEZ

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Estas elecciones municipales han dibujado 3 Catalunyas en comportamiento electoral, la soberanista, la unionista y la divertida.

La primera Catalunya es la Catalunya soberanista, allí donde el triunfo del “procés” ha sido tal que ha generado una hegemonía indiscutible. En esta Catalunya se ha dirimido bajo el eje clásico izquierda-derecha (ERC vs. CiU) y bajo el nuevo eje vieja-nueva política (CUP y plataformas unitarias de izquierda vs. partidos clásicos), además de algún voto de resistencia a los partidos “constitucionalistas”. Aunque los pactos van a ser más complicados que en anteriores elecciones no lo son más que en cualquier lugar de la península ibérica.

La segunda Catalunya es la Catalunya constitucionalista, allí donde el procés no ha logrado penetrar y la hegemonía es de los partidos defensores de la unidad con España. En esta Catalunya se ha dirimido el eje clásico izquierda-derecha (PSC, ICV vs. PP) y el nuevo eje de vieja-nueva política (plataformas unitarias de izquierda y Cs contra los partidos clásicos), además de un voto de resistencia a partidos soberanistas. Igual que la Catalunya soberanista, en la unionista se harán pactos más complicados que en anteriores elecciones pero nada que no esté pasando en el resto de la geografía española.

La tercera Catalunya es la Catalunya divertida, en estas zonas de Catalunya donde el procés ha triunfado parcialmente pero no del todo, en las zonas de fricción del voto soberanista. Allí se han combinado 3 ejes, el izquierda (ERC, CUP, PSC, ICV, plataformas unitarias) vs. derecha (PP, CiU), el de vieja política (PSC, CiU, PP ) vs. nueva política (C’s, CUP, plataformas unitarias), y el bloque soberanista (ERC, CiU, CUP) vs el bloque unionista (C’s, PP, PSC).

El cruce de estas tres variables junto a la idiosincrasia de cada municipio ha llevado a verdaderos quesitos del 'Trivial Pursuit', a unos repartos y una atomización de los consistorios a niveles épicos. El ejemplo paradigmático es el de Sabadell, pero apenas se ha escapado una sola ciudad o pueblo donde el soberanismo más o menos empata con el unionismo sin que haya dado escenarios muy “divertidos”.

En esta Catalunya divertida vamos a ver pactos a 4 o a 5 partidos y hemos visto victorias que pírricas que no permiten conformar gobiernos. Al paso del tiempo veremos muchas mociones de censura durante el mandato y veremos muchos presupuestos aprobados por los pelos. Veremos que alianzas puntuales se rompen y se forman nuevas, veremos geometrías multivariables y gobiernos municipales muy líquidos.

La política municipal de la Catalunya divertida adquiere una tridimensionalidad que va a hacer por necesidad más que por virtud que el pacto, el entendimiento y el acuerdo sea la marca política de nuestro país para los próximos 4 años.

Y esto de cara a cualquier proceso constituyente es positivo. Sea cualquiera la hoja de ruta reformista que estemos apostando (la de reforma del estado español o la independentista) necesitamos partidos y políticos muy avezados a negociar y a llegar a pactos. Con estos resultados vamos a tener una nueva generación de políticos criada en el pacto.