Caram y Colau, los pobres y los empobrecidos

La twitstar Lucía Caram, popular monja elegida por los lectores de este diario como catalana del año, incendió las redes hace unos días al piular que Barcelona tendría un grave problema si ganara las elecciones municipales Ada Colau. No añadió nada, ni un enlace que nos llevara a un largo artículo de análisis sobre el programa político de Barcelona en Comú, ni más tuits que desarrollaran esta tesis, ni un solo dato para aclarar porqué de entre todas las candidaturas que se presentan a la alcaldía de la capital catalana la de Colau es la única opción que debemos descartar de buen principio.

Caram hubiera podido mostrar, desde su posición de manresana, su preferencia por algún otro cabeza de lista o hubiera podido cuestionar el mensaje de la que podría ser la primera alcaldesa de Barcelona, pero no, solo apuntaba y disparaba sin explicar sus motivos. La única respuesta a la polvareda levantada fue apelar a la libertad de expresión. La sorpresa de su afirmación es aún mayor si repasamos la lista que encabeza Colau y descubrimos personas provenientes de ámbitos muy diferentes, muy diversas. No hablamos de una lista típica hecha con personas del partido y que están en la lista porque están en el partido, hablamos de una opción que incorpora a gente con perfiles muy diversos. Algunas de ellas, de hecho, tienen un largo recorrido en la defensa de valores que la misma sor Lucía abandera sin freno.

Esto en la superficie, por supuesto, porque profundizando un poco y tratando de entender el pensamiento de la dominica quizá la diferencia principal entre ella y la propuesta de Barcelona en Comú radica en el concepto mismo de pobre, en si hablamos de pobres que nacen casi por generación espontánea o hablamos de empobrecidos como consecuencia de un determinado sistema.