En la apertura de campaña... una hipótesis de trabajo

JOAN SALICRÚ / Mataró

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A quince días de las elecciones municipales, las nueve formaciones que se presentan en Mataró para tratar de obtener la alcaldía de la capital del Maresme parece que apenas empiezan a entrar en calor electoral.

Hasta el momento ha resultado clamorosa la ausencia de ningún debate de espesor sobre el futuro económico de la ciudad, por citar la principal problemática que tiene la ciudad, que este mes de mayo acaba de superar por debajo la barrera psicológica del 20 por ciento de paro.

De hecho, Mataró es la ciudad de más de 50.000 habitantes de Catalunya que más tiene. Ante este hecho, a falta de lo que puedan decir las próximas dos semanas, las propuestas políticas han brillado por su ausencia. Una muy mala noticia.

También hay otra forma de verlo: que Mataró está preparándose para cerrar el período de los últimos cuatro años, en el qué la falta de consenso ha impedido la aprobación normal de los presupuestos municipales y ha obligado al convergente Joan Mora a gobernar en una incómoda minoría.

Lo más probable es que en la silla más alta de LaRiera48 vuelva a sentarse quien encabeza de lista de CiU, pero todo parece indicar que lo hará con otra fórmula, muy probablemente un gobierno de coalición. Y por lo tanto con una lógica del consenso que explicaría el poco fuego de artillería que se ha escuchado hasta el momento entre las distintas opciones políticas, como mínimo las centrales.

Por pocos buenos que sean los resultados que saque Esquerra en su reaparición en el Ayuntamiento, parece obvio que después del 24-M deberá sumar sus votos a los de CiU en línea con el acuerdo que a nivel nacional llegaron Mas y Junqueras con el horizonte del 27- S.

Pero con toda probabilidad, estos dos grupos no sumarán los 14 concejales mínimos para poder gobernar con comodidad. A partir de aquí, por muy alejados que estén en el ámbito nacional, el PSC -que aguantará más de lo que parece- de David Bote deberá vincularse a este gobierno de una u otra manera. No habrá vuelta de hoja. Los ciudadanos, si no lo hiciera, no se lo perdonarían.

El probable traspaso del voto ‘anticasta’ de Plataforma por Catalunya a Ciudadanos -y en menor medida a VoleMataró, la agrupación de electores constituida por el círculo local de Podemos-, que se apunta como la principal novedad del tablero electoral, no parece que vaya a tener ninguna incidencia en los pactos postelectorales. 

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